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sábado, abril 19, 2025

CLÁSICOS

teodorobarajas

En la antigua Grecia se diseñaron los moldes teóricos y prácticos de la política, formas de gobierno, involucramiento de los ciudadanos en la discusión de los temas públicos para encontrar soluciones y mantener la aspiración por alcanzar el bien común como asunto teleológico.

Platón y Aristóteles fueron dos evidentes influencias para brindar contenido a las principales corrientes filosóficas de la doctrina cristiana: Patrística y Escolástica, las cuales fueron representadas, en gran medida, por San Agustín y Santo Tomás durante la Edad Media.

Posteriormente vendría otro esquema, digamos más realista para retratar la condición humana en la política, nos referimos a los aportes de Nicolás Maquiavelo, cuyas tesis se discuten actualmente, aunque en algunos casos se le trivializa y mal interpreta.

En la polémica obra El Príncipe, Maquiavelo no pretendió que se utilizara como manual de procedimientos ni es un prontuario o formulario para mentir, robar o asesinar, lo que el politólogo italiano hace es describir algo que parece inmutable: la condición humana.

Los laberintos del poder se alimentan de lo mismo en los tiempos antiguos como en la actualidad, es inherente a los seres humanos esa proclividad de dominar, controlar, buscar el poder y ejercerlo con sus respectivos matices o de manera cruda. Dicen que el poder a todos les iguala.

Regularmente al detectar conductas desviadas de actores políticos se les califica de maquiavélicos, en muchos casos quienes lo afirman desconocen el porqué de su comentario, se vuelve muletilla, lugar común; si partimos de esa “lógica” entonces personajes así los tenemos en cascada, de todos los emblemas partidarios y signos ideológicos, sin necesidad de buscar minuciosamente.

Nicolás Maquiavelo inauguró el pensamiento político contemporáneo, trazó planos de la ciencia política, las discusiones académicas de la materia continúan desplegando la hermenéutica en torno al diplomático del Renacimiento.

El Príncipe fue escrito en 1513, en dicha etapa el hombre se volvía el centro de la discusión para dejar atrás la bruma medieval en el que, salvo destellos, todo fue oscuridad en occidente. Se inauguraba el pensamiento político realista para tomar distancia de la patrística y la escolástica como las corrientes filosóficas de la iglesia católica.

En la actualidad se detectan diversos fenómenos políticos, prevalece esa invariable búsqueda del poder a través de los partidos como vía legal, también se registran los grupos fácticos para ocupar vacíos ilegalmente de manera peligrosa.

La condición humana que describe Maquiavelo, es la que motivaba a Joseph Fouché en Francia para militar en la derecha luego en la izquierda, a favor y en contra de Napoleón, siempre en el poder; fue motor de Plutarco Elías Calles para convertirse en el jefe máximo hasta que Lázaro Cárdenas lo expulsó del país. Todos los signos e identidades sucumben ante el hechizo del poder.

Muchos políticos actuales dicen haber leído El Príncipe, lo cual resulta dudoso, algunos de ellos más bien presumen su carencia de letras y cultura, un precario forje ideológico. Seguramente no leyeron a Maquiavelo, quien señaló “todos los estados bien gobernados y todos los príncipes inteligentes han tenido cuidado de no reducir a la nobleza a la desesperación, ni al pueblo al descontento”.

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