La oposición en nuestro país da tumbos, no ha presentado un verdadero proyecto alternativo para disputar el poder a Morena, ha definido una alianza pragmática y vemos juntos al Partido Acción Nacional con el Partido Revolucionario Institucional y el Partido de la Revolución Democrática, hecho que antes, en el pasado reciente, sería inconcebible.
En los últimos días se ha discutido la firma de la Carta de Madrid, en la que figuraron algunos cuadros panistas con la ultraderechista formación política española Vox, ésta maridada con causas discutibles que rayan en el antisemitismo, contra los migrantes, el feminismo y esgrime un discurso xenófobo que apunta a la Edad Media, todo ello con tintes teocráticos que huelen a un pasado lejano. Estuvo en primer plano el coordinador de los senadores del PAN Julen Rementería.
Fue una imprudencia de algunos panistas ese nexo mediático con Vox, de hecho no pocos militantes de Acción Nacional se han desmarcado del hecho que desató el debate y los reproches contra el organismo fundado por Manuel Gómez Morín en 1939. El PAN está huérfano de ideólogos destacados, probablemente el último fue Carlos Castillo Peraza.
En otros tiempos algunos panistas fueron vinculados con la sociedad secreta de extrema derecha denominada El Yunque, como lo documentó el periodista Álvaro Delgado, de tal manera que no es la primera vez que miembros de Acción Nacional tiene nexos con organizaciones conservadoras que esgrimen argumentos que rayan en el fanatismo del oscurantismo.
En un concierto democrático caben todas las tendencias ideológicas porque la diversidad es un elemento, izquierdas y derechas son necesarias aunque las corrientes extremistas suelen convertirse en lastres porque engendran intolerancia que no es mal menor porque impiden el debate auténtico de las ideas, proyectan sus dogmas como sus verdades reveladas que suelen ser excluyentes.
Desconocemos qué habría opinado el fundador del PAN Manuel Gómez Morín acerca del vínculo de algunos militantes de dicho partido con Vox, o qué habría argumentado al respecto Carlos Castillo Peraza o don Luis H. Álvarez, todos ellos figuras emblemáticas de una organización que actualmente no presenta una evidente claridad ideológica. De hecho, la legisladora panista Xóchitl Gálvez señaló que con Vox “ni a la esquina”, el ex dirigente nacional Gustavo Madero también reprobó el asunto de la reunión para tratar la Carta de Madrid. La vicecoordinadora de los senadores panistas, Kenia López Rabadán, reconoció el yerro cometido por Julen Rementería aunque no pidió la remoción de éste.
Vox, el partido español, postula que van contra el comunismo, sí, parece un discurso parido en plena Guerra Fría que va contra la posmodernidad, la organización fundamentalista se asume como una heredera del ideario de Francisco Franco, el otrora generalísimo y dictador que derrocó a la Segunda República que encabezó Manuel Azaña.
Los argumentos de Vox parecen anclados en otra época, ningún favor le hace al Partido Acción Nacional, como era de esperarse llegaron las críticas del presidente Andrés Manuel López Obrador quien llamó hipócritas a militantes panistas y les pidió asumirse como fascistas.
En nada ayudó al PAN la reunión de uno de sus dirigentes con la ultraderechista organización Vox, exhibe una nebulosa ideología maridada con un extremismo que no augura nada bueno.