Durante décadas nuestro país no supo de la democracia porque vivió bajo un molde autoritario en el que las iniciativas que proyectaban renovación fueron desechadas de diversos modos y ello imposibilitó avances para mantener el status quo en la vida pública.
El Siglo XIX fue convulso a más no poder, la revolución de independencia en principio con todo lo que una conflagración de esta índole representa, gobiernos endebles, invasiones. Revolución de Ayutla, intervención americana y la francesa con años de diferencia, además del segundo imperio para dar paso a la república restaurada durante el juarismo. En suma, la pacificación estuvo distante por diferentes motivos.
Un periodo de estabilidad se vivió en el Porfiriato con un elevado costo social, en dicho lapso se sacrificó la democracia y se registró un gobierno autocrático con extensiones en estados y municipios. El Gral. Porfirio Díaz Mori proclamó en su etapa de opositor a Juárez y Lerdo de Tejada “sufragio efectivo, no reelección”, aunque como se llega a decir, el poder a todos los iguala y se mantuvo tres décadas en la cúpula del poder político.
La democracia estuvo ausente hasta que irrumpió Francisco I. Madero quien se habría de constituir como el precursor de la democracia electoral, es fue un presidente de la revolución en la que se derrocó a Porfirio Díaz quien presentó su renuncia y marchó al destierro en Europa.
De entonces a la fecha han sucedido muchas cosas, el Partido Nacional Revolucionario se fundó en 1929, es el antecesor del actual Partido Revolucionario Institucional que estuvo la mayor parte del siglo XX en el poder y regresó un sexenio con Enrique Peña Nieto ya en el XXI. La democracia en México registra diversos hechos hasta llegar a nuestra a actualidad en la que si algo se manifiesta de manera contundente es el pragmatismo.
En un sistema democrático los partidos políticos juegan un rol destacado, constituyen la vía pacífica para llegar al poder, tenemos un sistema plural y los actores tienen una definición ideológica, declaración de principios y demás elementos que les dotan de institucionalidad, aunque en la práctica observamos un comportamiento que toma distancia de sus respectivas doctrinas partidistas.
La geometría política parece ser un enorme lugar común, la izquierda y la derecha deambulan en la historia al asomarnos con la imaginación al parlamento de la Revolución Francesa y la confrontación entre girondinos y jacobinos, los primeros en la banca del lado derecho y los segundos en el izquierdo. La realidad parece indicarnos que llegó la noche para las ideologías porque en la práctica observamos que están en el crepúsculo, formaciones de la derecha van unidas con las de izquierda para asegurar la tenencia del poder.
Nicolás Maquiavelo señaló que la política es amoral y que bajo esa lógica todo se vale si la pretensión es arribar al poder, es decir perfila la condición humana como el motor donde gravitan las cosas.
Lo cierto es que la democracia a la mexicana ha logrado avances significativos como la alternancia pero aún no goza de la mejor salud, los partidos se han convertido en entes burocráticos, además desprovistos de ideología y proclives a los arreglos de coyuntura.