Los políticos son siempre lo mismo: prometen construir un puente aunque no haya río
Nikita Jrushchov (1894-1971) Político ruso
Evidentemente el operativo policiaco del miércoles en Tiripetío no tuvo el desenlace de pulcritud y cero violencia que todos quisiéramos y que dicta el manual de protocolos: los tres policías y el normalista heridos representan un resultado no deseado.
Empero, lo que no debe suceder es que el gobierno entre en pánico y arríe banderas en cuanto a su obligación de garantizar el orden y la ley, metiendo en cintura a la mafia que vegeta en la Normal de esa tenencia moreliana, cada vez que sale a las calles a aplicar lo que aprende en las aulas: robar, delinquir, vejar.
La Policía está obligada, sí, a pulir y eficientar sus operativos, a capacitar permanentemente a sus elementos para que los ejecuten cada vez de manera más pulcra, pero la misma obligación tiene de no bajar la guardia y no recular porque en algún momento algo se salga de control.
El gobierno debe entender que parte de la estrategia de los normalistas, es hacer lo que sea necesario por que la violencia se desate, dado que siempre sirve una víctima: cada uno de sus miembros golpeados por la Policía, es una carta fuerte para arrinconarle a él, al gobierno, que si suele ser blando y hasta temeroso con ellos, chantajeado cuando hay sangre de por medio, no hay forma de que no termine cediendo a las exigencias de los normalistas, así sean éstas descabelladas y hasta ilegales, como casi siempre sucede.
Los de Tiripetío lograron el miércoles su cometido: tener un herido entre sus filas, porque éste buscará ser “canjeado” en su negociación con el gobierno, por el cumplimiento de sus chantajes; ya debiera saberlo aquel.
Los normalistas seguirán delinquiendo, porque está en su ADN, por tanto, el gobierno deberá seguir enviando a sus policías a contenerlos, lo que inevitablemente seguirá generando violencia y, por ende, heridos. Mientras las Normales sigan abiertas, el escenario no cambiará. Lo hará, el día que haya los pantalones para cerrarlas. Antes, nunca.
Mientras, la obligación gubernamental es no recular, al margen del resultado de sus operativos.
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