El llamado hecho por el Presidente López Obrador al Ejército Mexicano, en el sentido de que “cuiden y defiendan al Tren Maya”, demuestra que el mandatario está dispuesto a todo con tal de realizar otra de las obras insignes de su administración.
La obra sigue, pese a los reiterados reclamos de activistas, habitantes de la zona, grupos de ambientalistas como Greenpeace y otros colectivos, científicos de la UNAM, intelectuales y ahora un grupo de artistas que afirman que la obra afectará el frágil ecosistema de la selva y los cenotes de la península de la Yucatán.
López Obrador visitó un campamento de ingenieros militares que participarán en la obra, les recordó a los generales que la magna construcción debe estar concluida en Diciembre de 2023 y los llamó a defender las obras públicas como el Tren Maya “porque no solo impulsan el turismo y el desarrollo, sino también ayuda a tener utilidades y garantizar las pensiones de los integrantes de las fuerzas armadas que van en retiro”; así los convenció el Presidente.
Con esa orden de corte monárquico, difícilmente los grupos ambientalistas, activistas y demás organismos nacionales e internacionales-que piden se modifique el trazo del Tramo 5 del paso del Tren-estarán casi impedidos de manifestar su inconformidad mediante cualquier expresión como manifestaciones, bloqueos a las obras o cualquier otra forma de rechazo, violando así su derecho de manifestación.
También los jueces que, seguramente recibirán un gran número de amparos, se verán comprometidos por la orden presidencial y emitirán su veredicto bajo presión, es decir, el llamado presidencial a las Fuerzas Armadas es una orden no sólo para ellos, sino para todos las instancias del gobierno involucrados en el proyecto.
Aunado a lo anterior, diputados de Morena, presentaron ante el INE denuncias contra los actores que participaron en una campaña en contra de la obra pues afirman que los trabajos de construcción se están llevando a cabo sin contar con estudios de impacto ambiental en el tramo cinco del Tren Maya.
Está más que visto que la ofensiva para defender su proyecto turístico es total, contra todo y contra todos los que se opongan o cuestionen su construcción, aunque sea necesario usar al Ejército.
Quedan advertidos todos los sectores de la población de que la obra del Tren Maya estará resguardada por los soldados y no se permitirá ningún retraso en su construcción.
Resulta preocupante que el López Obrador use al Ejército para todo, además de construir sus magnánimas obras, también es utilizado para el capricho más caro que haya tenido un Presidente en éste país: la Revocación del Mandato.
Las Fuerzas Armadas están apoyando la promoción de la consulta del próximo domingo, usando aviones militares de la Guardia Nacional y con el respaldo de Generales del Ejército para transportar a funcionarios del Gobierno Federal a los eventos donde impulsan la cara consulta.
Ese extraño acercamiento, casi carnal del Presidente con las Fuerzas Armadas hace suponer que son los únicos capaces de obedecer, sin chistar, una orden del mandatario por lo que son de su total confianza.
En sus poco más de tres años de gestión, el tabasqueño ha ocupado al Ejército Mexicano para todo, desde las acciones de seguridad en las calles hasta la construcción de obras de infraestructura, también participan en la distribución y manejo de vacunas anticovid, en el combate de incendios forestales y atención a la población afectada por desastres naturales.
En fin, podríamos hacer una larga lista de todas las actividades que realizan elementos castrenses en remplazo de los civiles que deberían efectuarlas.
Las señales del proyecto de militarización del país de López Obrador está en marcha, solo un ciego no podría darse cuenta. Una vez que se inserten en la administración pública y el Congreso de la Unión estarán a un paso de la silla presidencial.
Grave por aquello de las tentaciones.