Estará usted de acuerdo que a la fecha, el respeto a la dignidad y la vida de las personas es cada vez menor, la violencia parece ser el método más rápido y eficiente para dirimir cualquier diferencia entre las personas, tal parece que la ausencia de valores es cada vez más evidente en nuestra sociedad potscovid.
No solo en Michoacán o en México sino en toda Latinoamérica, las expresiones de violencia, especialmente las provenientes del narcotráfico están preocupando a los especialistas, pues la narcoviolencia se está normalizando en la región.
Cada mañana, en cualquier barrio de México, Honduras, Brasil, Nicaragua, Perú, Ecuador, El Salvador, Argentina o Colombia, ya sea expuestos o en bolsas de basura se puede encontrar personas muertas, cuerpos desmembrados, calcinados, seres humanos asesinados con crueldad y con saña desmedida.
Todo apunta a la normalización de la narcoviolencia en América Latina y el Caribe, un fenómeno estimulado por la impunidad que favorece a los criminales; los ciudadanos optan por guardar silencio y por actuar con indiferencia y apatía a tan grave situación.
Y esta apatía ciudadana provoca que no denuncien a quienes venden drogas en sus barrios, porque saben que las autoridades no hacen nada y se exponen a represalias por parte de los grupos criminales, así que hay que verlo con normalidad.
Para que esta aterradora violencia no se normalice, se requieren sistemas judiciales que funcionen y policías que hagan un trabajo efectivo y sin violar los derechos humanos.
Desgraciadamente la narcoviolencia se ha vuelto un fenómeno natural en muchos países de la región, ya que muchas autoridades policiacas o judiciales están infiltradas y son incapaces de combatir a las mafias por lo que la sociedad se acostumbra al aumento progresivo de la violencia al verse impotente de impedirlo.
Aunado a las políticas de tolerancia hacia la violencia generada por el narco en países como México, los aberrantes crímenes seguirán apareciendo en las esquinas, calles y puentes de nuestras ciudades.