No debe sorprendernos lo que sucedió ésta día en la comunidad de San Juan Nuevo Parangaricutiro, cuando más de un centenar de elementos de seguridad federales y estatales, incursionaron en el municipio para recuperar el control y protección de la zona, ante la presencia de grupos de civiles fuertemente armados que han alterado el orden social.
Y afirmo que no debe sorprendernos, porque es del dominio público que existen en Michoacán varios municipios en total estado de ingobernabilidad, generada por la inseguridad y la violencia de los grupos delincuenciales.
Pese al discurso oficial, el gobierno estatal ha perdido el control de casi todos los municipios de la Tierra Caliente, de la zona oriente del territorio y ahora comunidades indígenas.
Soldados y Policías entraron en vehículos militares al poblado de San Juan Nuevo para restablecer el orden fueron apoyados desde el aire por helicópteros, pero tras la aparición de las fuerzas armadas, personas no identificadas quemaron al menos cuatro vehículos en la región purépecha.
Y como es de suponerse, los habitantes viven en la zozobra de que en cualquier momento pueda registrarse un enfrentamiento entre militares y civiles armados.
Por su parte, el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla confirmó la incursión de militares a la cabecera municipal, sin embargo, declinó explicar los motivos del despliegue de las fuerzas armadas, y subrayó que luego de que concluya el operativo se emitirá la información correspondiente.
Este municipio se encuentra en alerta máxima luego de que el pasado 10 de marzo, se registrara un enfriamiento entre una célula delictiva y comuneros, dejando un saldo de cinco muertos y 32 detenidos.
Hasta este momento, no se han dado a conocer los detalles del operativo, si existen detenidos o si existió algún enfrentamiento armado, lo que si podemos confirmar es que la política de los abrazos, solo ha generado la ingobernabilidad y el ceder espacios a los grupos criminales que cada día arrebatan más terreno a la autoridad y la tranquilidad a los michoacanos.