Lo que podría ser el escándalo más grande de la administración del Presidente Andrés Manuel López Obrador está por estallar, al hacer cada vez más evidente su cercanía y simpatía con los cárteles y grupos delincuenciales que tienen azolado al país.
Sus repetidas muestras de bondad hacia quienes roban, extorsionan, trafican sustancias ilegales, cobran piso, secuestran y asesinan, evidencia que ya no serán combatidos por las instancias de seguridad, el Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas ha dado la orden de “no actuar” contra los criminales.
Tal locura ha causado gran indignación entre la sociedad mexicana, especialmente entre las miles de familias de las víctimas de desaparecidos o asesinados por los actos ilegales de esos grupos.
También en los círculos políticos la decisión presidencial ha sido ampliamente rechazada. Los expresidente Vicente Fox y Felipe Calderón criticaron fuertemente a López Obrador y al General Secretario de la Defensa Nacional, Luis Crescencio Sandoval.
Fox con su simpleza característica, le dijo “que vergüenza López, la estas regando feo…No eres presidente de México, eres un farsante”, agrego el guanajuatense.
Mientras que el expresidente Calderón, lamentó la orden dada a los militares de “no actuar” contra los criminales y a través de sus redes sociales afirmó que es indignante para los soldados mexicanos, no lo merecen agrego, dicha orden borra cualquier noción de autoridad y orden.
Como lo afirma el michoacano, ante esta situación, prevalecerá entonces la ley del más violento y ahí la sociedad lleva todas las de perder; el ciudadano queda indefenso y los criminales pueden actuar con libertad pues saben que pueden hacer lo que se le dé la gana.
Otras críticas de analistas, afirman que la cercanía entre el gobierno y los grupos antisociales, es el preámbulo de lo que sucederá en el próximo proceso electoral del 2024, donde los criminales ayudarán económicamente al estado para ganar ampliamente y asegurar su continuidad en el poder.
Nunca en la historia de México, un Presidente había tenido la osadía de ordenarles a los soldados a no actuar, es decir de no proteger a los ciudadanos ante el embate criminal, u no actuar inclusive a costa de sus propias vidas; que irresponsable, vergonzoso y preocupante.
Esta orden es sin duda, la expresión más sublime de la política de “abrazos y no balazos” y la prueba irrefutable de un acuerdo cupular entre ambas mafias.
