Para las personas que amamos a los perros, que hemos tenido el privilegio de compartir casi toda nuestra vida con estos seres maravillosos, la celebración del Día Mundial del Perro no podía pasar desapercibida. Su fidelidad, lealtad y amor absoluto por su dueño lo hacen, no sólo el mejor amigo del hombre, lo hace parte de nuestra familia.
Con ésta fecha, se busca hacer consciencia sobre la responsabilidad que implica tener un perro como mascota y fomentar la adopción responsable o compra con criadores profesionales responsable, pues existen miles de perros que son echados a la calle, son maltratados, abandonados y viven en estado de vulnerabilidad.
También es propicio para reflexionar sobre un fenómeno que está afectando una relación de casi 10 mil años de antigüedad desde la domesticación del lobo, la relación entre ambas especies está en serio riesgo, por culpa desde luego de los seres humanos, al adoptar de moda o actitudes que está arruinando absolutamente a los perros.
No queremos mal entendidos, por más que amemos a nuestros amigos incondicionales, son perros, otra especie, merecen desde luego nuestro respeto, merecen ser preservados, requieren nuestro cuidado y afecto, pero la gente hoy en día los está tratando como personas, y no importa el argumento que se utilice o que usted lo crea o no, no son niños, son perros.
Habría que recordar que su antecesor, el lobo, es un excelente depredador, con cuarenta y dos dientes y una presión de mordida que puede romper huesos.
Las casi 500 razas existentes en el mundo, son un legado histórico de miles de criadores que han trabajado en la evolución de las razas para aprovechar las habilidades del lobo domesticado y crear animales que le sirvieran en su vida cotidiana.
Así surgen los perros para labores de pastoreo, guardianes en apoyo de labores de seguridad, perros de rescate, de rastreo, detectores de drogas, perros lazarillos para ciegos, perros de terapia para Hospitales, entre muchas otras actividades en las que ayuda al hombre, como también lo hacen los perros mestizos.
Pero lo que ha surgido a últimas fechas como los perrhijos es una verdadera aberración, los perros merecen ser tratados con dignidad pero como perros, a los que les encanta comer del piso, revolcarse en el lodo, mojarse, ladrar, comer, tomar el sol, y lo que más les gusta, la compañía de sus amos, su manada.
De hecho, tratar a tu perro como un perro, se ha vuelto un tabú, porque de inmediato surgen personas que se dicen sus protectores, vigilantes obsesivos de los derechos de los animales que insisten en tratarlos como niños.
La experiencia nos ha enseñado que muchos de estos “protectores” son personas sin escrúpulos, que escudados en una noble causa, amasan fortunas haciendo del rescate y adopción de perros abandonados, un modus vivendi muy lucrativo.
Empecemos a honrar a nuestros perros por las criaturas absolutamente increíbles que son. Los perros son magníficos, majestuosos, inteligentes y leales, con sentimientos que expresan visiblemente su estado de ánimo así como sus sentimientos. Cómo no quererlos.
El insistir en tratarlos como perros, no quiere decir que los tengamos abandonados en una azotea, a pleno sol o lluvia, sin agua y sin comida o amarrado de un poste, como sucede comúnmente, se trata de que como seres humanos aprendamos con responsabilidad a convivir, respetar y preservar a los perros y cualquier otra forma de vida existente en el planeta.
El afecto que puede generar la relación con un perro puede llegar a ser inmenso a tal grado que se compare con el amor a otro ser humano y a veces más.
Por eso no deje de apapacharlo, quererlo, abrazarlo, besarlo, cuidarlo, compartir su vida familiar con él pero nunca olvide que es un perro que merece un trato digno y vivir una vida plena y feliz.
En mi caso, los perros me han dado una gran lección de vida, porque: “Cuanto más conozco a la gente más quiero a mi perro”.
