Con el socavón de Cuernavaca quedo al desnudo el “Paso Exprés” de la corrupción al nivel del gobierno federal y el presidente Peña Nieto está fuertemente cuestionado porque el camino que va desde Palacio Nacional hasta los Pinos está lleno de la corrupción y los escándalos que son la característica común de su gobierno.
Así se tiene, el escándalo de la Casa Blanca hasta lo referente a la empresa OHL que fue favorecida con jugosos contratos y que después favorecieron la campaña de la hora presidente, así como los otros escándalos ampliamente conocidos por la opinión pública.
Y es que hacer negocio desde el gobierno se ha convertido en el deporte nacional de la clase política de este país, a pesar de que se tengan que pagar con vidas humanas como el caso de Cuernavaca.
La opacidad en los contratos adjudicados a las empresas constructoras que realizan y ejecutan la obra pública a todos los niveles de gobierno ya sea por licitación o por invitación restringida, en medio de esto siempre hay la sospecha y no es para mas, ahí está el caso de lo que fue el gobierno de Javier Duarte en Veracruz.
Ni que más decir de la Presa J. Mujica o el teatro Matamoros y la Calzada Juárez en esta ciudad y ahora de que el presidente independiente de Morelia, con espíritu panista, Alfonso Martínez no solo pretende privatizar el alumbrado público sino otros servicios públicos; que por cierto el servicio de la basura ya fue privatizado desde que Samuel Maldonado fue presidente municipal por el PRD; de esta manera las capacidades institucionales de los gobiernos se declaran incompetentes para brindar los servicios públicos a la ciudadanía a los que están obligados.
En la compra y venta de servicios entre los gobiernos y la iniciativa privada existe la opacidad absoluta y en muchos casos la simulación. Hoy a lo largo y ancho del país se levantan monumentos nacionales a la corrupción por parte de los gobiernos locales y federal.
Pero la lucha de la sociedad civil por la transparencia a llevado a la construcción de supuestos sistemas anti corrupción elevándolos al nivel constitucional pero donde no existen el fiscal encargado de castigar a los gobernantes y funcionarios públicos corruptos a lo largo y ancho del país.
Nadie se escapa de los escándalos de corrupción y la clase política vive en la opulencia mientras que la mayoría de los mexicanos están en la pobreza y la desigualdad social, estos señalamientos ahora resultan palabras de lugares comunes en un país donde no pasa nada para la clase política que solo se pasa la vida pensando en la próxima elección para un cargo de supuesta elección popular.
Es contradictorio hasta donde ha llegado la vida pública que ahora se necesita un sistema anti corrupción, mientras que los responsables gozan de impunidad absoluta y en las paredes de las instituciones gubernamentales y públicas de los altos funcionarios cuelga la fotografía del presidente o del gobernador en turno y están chorreadas de corrupción.
Por lo pronto el Paso Exprés de Cuernavaca debe de estar inventariado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia como parte del patrimonio nacional en este país donde la corrupción tiene un paso exprés.
Por razones de vacaciones nos encontraremos en este espacio en dos semanas.