SOCAVONES POR DOQUIER
Ante la actitud defensiva de la retórica oficial, de que “lo bueno casi no se cuenta, pero cuenta mucho”, para que no sólo se cuente lo malo, (que no es poco ni es leve) encontramos con ingrata sorpresa que en palabras del Presidente Enrique Peña Nieto, y del secretario Gerardo Ruiz Esparza, el Paso Express de diez carriles de Cuernavaca, Morelos, sigue estando dentro de lo bueno o excelente que esta administración sexenal ha construido en el país.
Obra que, al parecer, costando poco más de 2 mil 213 millones de pesos estuvo a cargo del “licenciado en derecho” y secretario de Comunicaciones y Transportes del gobierno federal, erogando el doble de lo que estaba presupuestado. Todo esto según datos de la prensa internacional.
Con sentido común nos preguntamos los simples ciudadanos, ¿qué hace un licenciado en derecho como secretario de comunicaciones y transportes en donde se ejerce el mayor monto para la obra pública? La pregunta es para quien le dio el nombramiento, y para quien aceptó el cargo.
Y es que ahora, con el socavón que apareció en esa obra “modelo y ejemplar”, no únicamente se perdieron dos vidas de gente trabajadora e inocente que transitaba muy de mañana por esa vía, sino que se ha descubierto que en ella han fallecido, además, 21 personas con anterioridad a este reciente hecho que ha motivado escándalo mundial.
Con veraces palabras Beatriz Pagés resume: “el origen de esa tragedia… tiene que ver con la corrupción”.
El Presidente Peña Nieto ordenó a la Secretaría de la Función Pública “que audite toda la obra, no sólo el tramo afectado, sino desde la licitación y construcción hasta la terminación”; sin embargo, no suspendió a su amigo el secretario y licenciado en derecho.
Y el implicado secretario del ramo Ruiz Esparza (quien teniendo 48 años en la función pública ha sido sujeto de varias denuncias) con seguridad y experiencia respondió: “Así de claro, se toman decisiones, se toman riesgos, son gajes del oficio… si hay alguna responsabilidad la afronto con mucho gusto”.
No nos dijo qué es “mucho”, al no cuantificarlo con precisión, pero sí que su gusto era excesivo en el desafío de enfrentar responsabilidad. Y es que ser gran amigo del presidente de la República genera inconmensurable sosiego.
Y si dentro de lo bueno, que también cuenta, y cuenta mucho, siguen apareciendo enormes y peligrosos socavones, por tomar pésimos acuerdos, y riesgos innecesarios al por mayor, en Relaciones Exteriores, en Educación, en Seguridad Pública, en Economía, en PEMEX, y en algunos otros sectores gubernativos, qué vamos a hacer, si simplemente son “gajes del oficio”.
Cuando está claro que no hay oficio, menos actitud profesional; y cuando a la vida de seres humanos y al erario nacional se les vincula a “gajes”, con toda la significación minimizada y despectiva que esta palabra contiene.
¡Qué atroz descaro!, ante los socavones existentes, y los socavones por venir.