Un 26 de julio de 1981 el Atlético Morelia ascendía a la primera división, un hecho que se registra en la historia reciente porque no se trataba de un acto común, hace 41 años que Horacio Rocha cobraba un penal para anidarlo en las piolas del arco del Tapatío y rubricar un triunfo que se evoca con un dejo de nostalgia principalmente en quienes vieron ese memorable partido en el estadio Venustiano Carranza, el césped en el que se registraron tantos goles como el ya mencionado, también los del inolvidable Marco Antonio Figueroa.
De aquel año a la fecha han sucedido muchas cosas, el Atlético Morelia al que durante muchos años administró don Nicandro Ortiz como único propietario y que fuera dirigido más de una década por don Antonio Carvajal fue vendido a Ricardo Salinas Pliego, el mote del equipo fue desde entonces Monarcas, en el año 2000 ganó el único título de la primera división, se pensó que se cosecharían más, no hubo tales registros pero nunca se abatió la euforia ni esperanza por más logros.
El escritor Juan Villoro apunta que el fútbol es un retorno a la infancia, además difícilmente se cambia de equipo y por lo regular es un asunto de por vida, se gane o pierda, el festejo de los goles en el estadio es de alarido, se trata de un ritual desde que salen los equipos, el ondear de las banderas y los gritos incontables que alcanzan muchos decibeles.
Actualmente ya no hay fútbol de primera división en Morelia, juega un equipo en la llamada liga de expansión, se trata de una competencia sin mayores emociones ni con incentivos porque ya no hay ascenso a la liga estelar, tampoco hay descensos, los éxitos no saben igual aunque ya se haya logrado una copa, nada que ver con aquella oncena que subió en 1981 o la que logró el título hace 22 años.
La franquicia del Atlético Morelia fue vendida a Mazatlán, al final del día negocios son negocios, el amor por los colores de una afición añeja mezclada con la nueva no son significativas y menos aún determinantes para los dueños que van por el dinero, así de frío pero real.
Queda la nostalgia por aquel partido del ascenso, recién entrevisté en el programa Tertulia por Vox 103.3 FM a Félix Madrigal, el portero titular de aquella tarde memorable que nos habló del sentir, del entorno de esa fecha exitosa que ocupa un espacio superlativo en los recuerdos, los gestos de la afición, la emoción de los directivos de aquel entonces, el grito de gol al cobrar Horacio Rocha el solitario gol que significaría el ascenso.
El negocio se apoderó del futbol, atrás queda la pertenencia, esa mística por un equipo porque muchos jugadores de antaño se retiraban jugando únicamente para una escuadra, actualmente cada seis meses cambian de escudo con una extrema facilidad.
El Atlético Morelia queda entonces en el recuerdo vivo, en los goles de antología, en las porras familiares de aquellos ayeres, en el ritual dominical en que se elevaban las emociones al gritar el goool.
