“Tenemos hora de entrada, pero no de salida; no sabemos si vamos a regresar o no a casa, pero cumplimos con nuestra labor, trabajo que la gente suele no comprender”
Durante los dos últimos años la bandera mexicana ha estado a media asta en Michoacán por la muerte de 44 policías, fallecidos en cumplimiento de su deber o sorprendidos por delincuentes cuando estaban fuera de servicio.
De los anteriores, 22 oficiales dedicados a la Seguridad Pública estatales o municipales fueron víctimas de homicidio. Asimismo 14 perecieron durante un operativo o una emboscada y de éstos ocho eran agentes estatales.
El resto fue asesinado a sangre fría cuando estaban fuera de turno, y se les sorprendió en sus domicilios, a la salida de los mismos o cuando habían salido de su trabajo en vehículos particulares.
Además de esto, está el riesgo que los uniformados sufren cuando se trasladan en carretera, pues otros 22 decesos ocurrieron en accidentes automovilísticos. Dicha situación vulnera a la institución, puesto que sus mandos reconocen que aunado a los riesgos laborales también sufren críticas de la sociedad.
“Se nos crítica y se nos señala, por diferentes motivos, por temas de corrupción, porque piensan que no tenemos los conocimientos, que no estamos a la altura de lo que la sociedad nos exige, y yo al contrario me siento orgulloso de cada uno de ustedes (los agentes de policía), sé de lo que son capaces y del trabajo que saben y deben de desarrollar y ahí es donde me pregunto: ¿Realmente la sociedad valora el trabajo de la Policía Michoacán? ¿Realmente la sociedad sabe lo que hacemos los policías aquí en Michoacán?”, declaró recientemente el secretario de Seguridad Pública, Juan Bernardo Corona Martínez, durante la despedida de los policías Francisco Omar Cornelio Estrada y Luis Enrique Cortés Díaz, caídos el viernes anterior en una emboscada en Aguililla.
Con el peligro al acecho
La labor policial es dura para sus protagonistas, ya que es severamente criticada por la sociedad y aunque han salido a la luz pública diversos asuntos que han manchado el nombre de las corporaciones poco se habla de los actos heroicos de muchos oficiales que incluso han perecido en el cumplimiento de su deber.
Esta agencia de noticias charló con varios de los agentes que han presenciado la muerte de sus hermanos de armas y uno de ellos narró: “El último deceso de los compañeros en la emboscada en Aguililla ha pegado mucho, nos hace recodar que aquí uno va a patrullar y no sabe qué va a suceder, sólo cumplimos con nuestro trabajo porque velamos por el bienestar de nuestras familias y de los demás”.
Durante los recorridos de vigilancia que hay en distintas partes de la entidad en más de una ocasión los policías han sido agredidos a balazos por los miembros de las células delictivas.
“Tenemos hora de entrada, pero no de salida, no sabemos si vamos a regresar o no a casa, muchas veces andamos con la zozobra de que no sabemos qué nos vamos a encontrar, pero cumplimos con nuestra labor, trabajo que la gente suele no comprender porque no viven en carne propia lo que nosotros no enfrentamos afuera”, compartió otro de los oficiales.
La reciente emboscada en Aguililla ha fortalecido la fraternidad entre los elementos, quienes comentan la valentía de sus compañeros agredidos: “Eran tres camionetas con gente armada las que los atacaron y sólo cuatro ocupantes de una patrulla repelieron la agresión e hicieron huir a los gatilleros, ahí está el sacrificio, uno sacrifica todo en el trabajo policial y es en mayor parte por la gente que amamos: por la familia”. (RED 113 MICHOACÁN)