Los partidos políticos en menor o mayor grado enfrentan crisis, vivimos en la era de la posverdad, también en una etapa en la que las ideologías parecen sinónimo del colapso porque no existen basamentos bien estructurados para marcar diferencia en cuanto a las agendas programáticas, principios y valores se repiten en los discursos aunque no necesariamente en la praxis.
El Partido de la Revolución Democrática apenas sobrevive, luce desolado cada vez con menos militantes y apostando a las alianzas con los partidos de Acción Nacional y Revolucionario Institucional que eviten su extinción. Lejos quedaron los años de las vacas gordas como sucedía en 1997 de la mano del Ing. Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano quien ganaba para el Sol Azteca la ciudad de México siendo el primer jefe de Gobierno de la capital, electo democráticamente.
El presidente Andrés Manuel López Obrador fue un exitoso dirigente del perredismo en aquellos años de la década de los años 90, ahora el PRD es una pálida sombra que no tiene una mayor trascendencia en el debate público, ya ha perdido el registro en más de la mitad de los estados del país.
El Sol Azteca hace evocar otros momentos porque fue una resultante del Frente Democrático Nacional que buscó la presidencia de la república en 1988, el año en que se imputó un fraude electoral al gobierno de aquel entonces que encabezaba Miguel de la Madrid Hurtado, siempre se culpó a Manuel Bartlett de haber operado la presunta maniobra que hizo caer el sistema de cómputo el 6 de julio de aquel tiempo.
Al Frente Democrático Nacional le antecedió la denominada Corriente Crítica en la que se unieron cuadros del PRI para dar la pelea a los llamados tecnócratas en donde destacaba Carlos Salinas de Gortari, en el grupo disidente del tricolor figuraron Cuauhtémoc Cárdenas, Ifigenia Martínez, Porfirio Muñoz Ledo y Rodolfo González Guevara, por citar algunos.
El PRD fue un partido de izquierda con algunos éxitos importantes, actualmente solo quedan los recuerdos y una crisis evidente que no se revierte ni hay señales favorables, el éxodo de perredistas rumbo a Morena vació la membresía del Sol Azteca, las plazas más significativas en la fundación y alcances del perredismo como lo fueron la Ciudad de México y Michoacán ya están en manos del partido guinda.
Un dato interesante es que los candidatos que en su momento fueron postulados a la presidencia de la república desde el perredismo Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador ya hace tiempo abandonaron al PRD.
Las corrientes al interior del PRD en su momento fueron nocivas, no participaron para generar opiniones o proyectar intereses ideológicos sino la repartición de chambas y candidaturas, se fortaleció el caudillismo que no abonó para su institucionalidad.
No sé si actualmente al PRD le alcance para refundarse, el grupo hegemónico al interior parece ser el que encabezan los llamados Chuchos Jesús Ortega Y Jesús Zambrano, si desean ser competitivos y no solo comparsas del PAN y del PRI algo deben hacer o su desaparición está más que cantada.