EL ESTADO FALLIDO
La violencia no cesa en el país; la semana que recién terminó, ha dejado en claro al gobierno y a la sociedad quién verdaderamente gobierna y manda en México.
No hay corporación de seguridad pública en el país que enfrente con éxito a los cárteles de la droga quienes han impuesto su ley y se han apropiado de gran parte del territorio nacional.
A través de la violencia, han desaparecido el Estado de Derecho, controlan caminos y carreteras, controlan la actividad agrícola y casi en su totalidad la comercial, controlan municipios completos y vastas zonas en los estados.
Sus ilícitas actividades, estaban circunscritas a luchar contra los grupos antagónicos por el control de las plazas. Pero ahora su nueva estrategia es extender el terror contra civiles, infundir mayor dolor, mayor pánico entre la población mediante el asesinato de personas inocentes.
La nueva estrategia de los grupos del crimen organizado está perfectamente planeada, diseñada para responder a cualquier intento de las Fuerzas Armadas o de otra corporación de seguridad por desmantelar sus laboratorios o detener a sus dirigentes.
Ahí está el caso de lo que ha venido ocurriendo en Jalisco, Chihuahua, Guanajuato y Tamaulipas, donde civiles inocentes, inclusive niños y personas de la tercera edad, han sido alcanzados por las balas.
Por supuesto Michoacán no está exento de la violencia, un grupo armado disparó con fusiles de asalto a las bombas despachadoras de gasolina en la comunidad de San Felipe de los Alzati, municipio de Zitácuaro. Más tarde, el gobierno del Estado, asestó uno de los golpes más contundentes contra los grupos criminales.
Mediante un operativo histórico, el gobierno de Alfredo Ramírez Bedolla, logró la detención de 177 presuntos integrantes del Cártel Unidos de Michoacán, decomisando 145 armas de grueso calibre y 44 armas cortas, además de 29 vehículos, uno blindado.
Éste evento, aunado con el desmantelamiento de un narcocampamento en el municipio de Aguililla, por parte de elementos de seguridad pública, de SEDENA y de la Guardia Nacional, demuestra ahora sí la voluntad del gobierno estatal en combatir a los criminales. Hay un cambio en la estrategia.
Habrá que ver cuál será la reacción de los grupos antisociales y cuál será la respuesta de las autoridades federales y estatales. Lo que sí, es la que la población debe estar consciente de los momentos difíciles que se avecinan.
Es evidente es que existe un viraje en la política de abrazos, no balazos del Presidente, ya que los ataques en contra de civiles que el crimen organizado llevó a cabo, es la reacción a un endurecimiento del combate a la delincuencia en México, seguramente motivado por presiones de Estados Unidos.
Ya desde hace semanas, el Departamento de Estado de los Estados Unidos ha mostrado su preocupación por el crecimiento del control de los cárteles mexicanos en más de 800 municipios del país.
Así las cosas, y de cara a la elección presidencial del 2024 que está a la vuelta de la esquina y donde todo puede suceder, López Obrador ha querido, con abrazos, medir fuerzas con quienes no se tocan el corazón para asesinar.
El presidente prosigue en la imaginaria de que su política anticrimen funciona y mientras el país se le desmorona entre las manos, ya le demostró el narco quién manda en México, López Obrador ante la ingobernabilidad, solo administra un país que cada día se parece más un Estado fallido.