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jueves, enero 16, 2025

DE POLICÍAS A POLICÍAS

Oríllese a la orilla

Frase que identifica a los policías mexicanos

 

jaimelopezSiempre han sido prepotentes y exhibicionistas, pero ahora parecen empeñados en serlo más. Hablo de los ex “judiciales”, ahora ministeriales, los policías de las procuradurías de justicia.

Hoy, todos, literalmente todos los ministeriales michoacanos, son un peligro en las calles, no respetan la luz roja de los semáforos ni prácticamente reglamento de tránsito alguno. Son un verdadero peligro para los automovilistas que tienen la desgracia de cruzarse en su camino.

Este lunes, sólo como botón de muestra, ingresaron cuatro de ellos a un restaurante de Plaza Morelia, causando alarma entre los comensales por hacerlo con las armas intencionalmente expuestas. Obviamente, vestidos de civil, sin la menor identificación oficial a la vista.

Ese es parte del problema, amén de su natural prepotencia: ya se hizo una costumbre que no usen uniforme ni patrullas oficiales. Invariablemente andan de civil, en autos particulares, casi siempre sin placas y, eso sí, con las armas a la vista. Si a ello se le suma su porte, su “facha”, se entiende porqué cualquiera los confunde con criminales.

Este jueves se reúnen aquí en Morelia los procuradores de Justicia de todo el país. Ojalá que, entre los varios temas relevantes que seguro tocarán, no excluyan el relativo al riesgo que significa que los policías ministeriales mantengan esa conducta peligrosa para la sociedad.

Ellos, los ministeriales y sus jefes, justifican que andan sin uniforme y sin patrullas, para camuflarse y no ser descubiertos por los delincuentes, a los que pretenden detener. No parece con sustento la explicación. Sí la tiene, en cambio, la duda de que en realidad anden así para poder delinquir y no ser reconocidos por nadie.

Por lo visto, nadie puede meterlos en cintura, aunque en realidad percibo que nadie quiere meterlos en cintura. A todo mundo, me refiero a los círculos policiacos, le conviene esa práctica, porque lo que menos interesa es la tranquilidad de la ciudadanía, sino el cobijo a la corrupción.

Pero ayer mismo fui testigo de una actitud diferente: en otro restaurante, este de venta de tacos en Camelinas, un policía estatal perfectamente –y hasta pulcramente- uniformado, armado sí, pero sin ninguna actitud ostentosa, ingresó al inmueble no a ingerir bebidas alcohólicas, sino una buena dotación de tacos de bistec, acompañado de su familia, claramente de condición humilde. A nadie ofendió la presencia del elemento, al contrario, en las condiciones que se presentó, generó confianza y respeto de la ciudadanía.

Hay, pues, de policías a policías.

jaimelopezmartinez@hotmail.com twitter@jaimelopezmtz>

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