ACARREO ABIERTO Y DESCARADO
Con una duración de cinco horas, en una marcha desbordada, desorganizada y fuera de control, caminando entre empujones y tropiezos, en ocasiones hasta de manera arriesgada, entre con miles de personas, el Presidente Andrés Manuel López Obrador encabezó la recontramarcha en conmemoración de sus cuatro años de gobierno en la capital del país, donde acudieron según cifras oficiales de la CDMX, cerca de un millón 200 mil personas.
El presidente se vio feliz, agradecido por el respaldo recibido de quienes lo acompañaron en su recorrido, entre los que destacaron las célebres “corcholatas” que intentaron ser protagonistas sin lograrlo, toda vez que la marcha fue para satisfacer el ego presidencial.
Más que la conmemoración de un movimiento, la marcha se vistió en el Día del Presidente, donde toda la atención se basó en la convivencia real con su pueblo bueno y sabio.
A su llegada al Zócalo, donde lo esperaron largo tiempo los invitados especiales, el presidente destaco diversos logros de su gobierno pero resaltó la asistencia de miles de jóvenes a su movilización, lo que indica, expresó, que existe un cambio generacional.
Entre los 22 gobernadores morenistas que movilizaron a miles de simpatizantes a la Ciudad de México en circunstancias poco claras se encuentra el michoacano Alfredo Ramírez Bedolla que opinó que la Cuarta Transformación es ya una realidad en el país.
El Gobernador reconoció la transparencia del Presidente por rendir cuentas a los ciudadanos y agradeció el gran apoyo que ha recibo Michoacán durante su gestión ya que gracias a ello se ha recuperado el rumbo en la entidad.
Por su parte diputados, ciudadanos y figuras de la oposición calificaron la marcha como el acarreo más grande en la historia de México en la que la ciudadanía acudió mediante amenazas, promesas de dinero u obligación.
Para el acarreo se utilizaron casi dos mil camiones, combis, micros y autos de gobierno, a los que pagaron de 5 mil a 70 mil pesos por transportar a los simpatizantes. A los asistentes se los pagó en muchos casos, dos mil pesos y su lunch.
Y es que son cientos los testimonios de trabajadores de Ayuntamientos presididos por MORENA, donde fueron obligados literalmente bajo amenazas, a asistir a la concentración, por lo que ir a la marcha fue una instrucción, con el transporte, la alimentación y hospedaje cubiertos además del pago de los viáticos respectivos.
En suma, el acarreo fue abierto y descarado, ni siquiera hubo el intento gubernamental por disimularlo.
Sería bueno saber cuánto nos costó a los mexicanos satisfacer el ego presidencial, porque eso de que un millón 200 mil personas se movilizaron por su gusto y cuenta propia, no se los cree nadie.
¿Cómo van a justificar los gobiernos federal y las entidades gobernadas por Morena este insultante gasto para cargarlo al presupuesto?
O a poco cree que la torta y el Frutsi son gratis…..
Y por cierto, ¿Dónde quedó la austeridad franciscana, señor Presidente?