Un año termina, el recuento de lo acontecido tiene muchos significados entre ilusiones, propósitos y deseos por un futuro mejor porque sí es posible aunque en muchos casos la realidad no traiga un cargamento de optimismo precisamente porque los males están presentes en asuntos como la violencia, impunidad y corrupción que eclipsan días y roban esperanzas.
Este 2022 registró actos lamentables como el incremento de la violencia en diversas entidades federativas, la incapacidad gubernamental se ha exhibido en grado superlativo, algunos gobernadores piden a sus gobernados hacer oración y encomendarse a la divinidad para retornar sanos y salvos a sus casas porque ellos, al parecer, están de ornato cobrando sus jugosas quincenas.
La falta de autocrítica en las diversas administraciones gubernamentales es más que evidente, en cuanto llegan los nuevos jefes del Ejecutivo en los diferentes niveles desatan estentóreos discursos cual si hubiesen descubierto el hilo negro, tienen sus propios diagnósticos y un acendrado triunfalismo que se marida fácilmente con la demagogia. Parecen piezas retóricas calcadas de otras en otros tiempos.
La pandemia por la Covid-19 ha dejado de ser letal como si lo fue hace no mucho tiempo aunque no se ha extirpado porque los contagios se mantienen para abonar más en la incertidumbre, se pusieron las vacunas y los refuerzos, aunque no se ha finiquitado esta cuestión que tuvo momentos de verdad espeluznantes por los cientos de miles de muertos y graves afectaciones emocionales y mentales en nuestro país, las secuelas se padecen.
Este año se desataron tempranamente las ambiciones de quienes aspiran a cargos de elección popular, principalmente a la primera magistratura, ha sido mucho la anticipación porque en los tiempos del antiguo régimen nadie se movía para poder salir en la foto, fue la época de un presidencialismo omnímodo y metaconstitucional. Un solo hombre definía todo o casi todo, en la práctica se trataba de un monarca con el ropaje republicano.
Quienes aspiran a la presidencia de la república, que tienen actualmente un cargo público, ya lo han dicho, organizan sus propias redes, sus actividades, aprovechan los fines de semana para reunirse con sus simpatizantes y ello genera distracciones. No sé qué pensarán cuando algunos no ganen la candidatura y entonces se derrame el desencanto. En política que no haya ilusos para que no haya desilusionados dijo alguna vez Manuel Gómez Morín.
El próximo año seguramente ofrecerá novedades en cuanto a la elección de las y los candidatos a los cargos de representación popular, llegarán sorpresas, también desengaños y ya en el 2024 los saldos de un episodio trascendente en las urnas.
Este año se ha registrado un éxodo que no termina, ello es importante destacarlo y también poner el acento en el tema de los derechos humanos, un alto número de la comunidad emigrante proviene de países con graves problemas como Venezuela o Nicaragua en donde hace tiempo se enquistaron los males desde la más alta cúpula del poder político.
Este 2022 registró pérdidas de personalidades destacadas del arte y la cultura como Héctor Bonilla el destacado actor, así como Pablo Milanés un exponente brillante de la Nueva Trova Cubana. Con buenas y malas noticias está en su parte final el 2022 que también nos invita a no perder nuestra capacidad de asombro.
