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lunes, noviembre 25, 2024

MÉXICO: ¿MAYOR INTEGRACIÓN O DEPENDENCIA ECONÓMICA?

J MA. CARDONA

El proceso de integración económica de América del Norte está entrando en una nueva fase que puede ser histórica después de la cumbre entre los presidentes Joe Biden López Obrador y el primer ministro de Canadá Trudeau en un escenario de amenaza de una recesión económica global y las nuevas formaciones geopolíticas, por parte de la Unión Europea-tomando en cuenta la salida de la Gran Bretaña- y la expansión de la India y China. Tal situación pone en crisis el proceso de los últimos treinta años de la formación de los bloques económicos, tomando en cuenta el surgimiento de Rusia después de la caída del muro de Berlín y la desaparición de la Unión Soviética y el aparente “triunfo” de la globalización como el paradigma del futuro de la humanidad que fue expresado en dos conceptos: libre mercado y democracia.

Hoy parece que estos postulados ideológicos están fuertemente cuestionados después de la crisis financiera del año 2008 y la duración de la pandemia del Covid 19.

Otro aspecto a considerar es la crisis de las cadenas de suministro que ponen en crisis el proceso de la internacionalización de los procesos productivos, fundamento de la globalización conjuntamente con el desarrollo del capital financiero global, la crisis del cambio climático y la expansión de las últimas tres décadas de China principalmente en el aspecto económico y comercial en América en específico del Norte. 

Ante esta nueva configuración de las relaciones productivas, comerciales y financieras, así como la aparente recuperación de la economía internacional pos pandemia con el registro de altas tasas de inflación y desempleo, así como una mayor concentración de la riqueza mundial en unas cuantas manos y la política adoptada por los organismos financieros internacionales y las bancas centrales de altas tasas de interés y políticas restrictivas para combatir la inflación, tomando en cuenta que durante la crisis de la pandemia la mayoría de los gobiernos canalizaron grandes masas de recursos financieros a través de transferencias sociales para paliar la crisis social de los países.

Como ya se mencionó en ese escenario caracterizado por la amenaza de una recesión mundial y la incertidumbre, hoy los gobiernos de los países de América del Norte han tomado la decisión de profundizar el proceso de integración regional y de esta manera poner un freno a las importaciones chinas en esta región. 

Para ello han nombrado el grupo de los doce compuestos por cuatro representantes de cada país para llevar a cabo una nueva fase de integración regional consistente en el programa para la reducción de las importaciones chinas mediante una nueva fase de sustitución de importaciones hasta en un veinticinco por ciento.

Lo anterior constituye un proceso de la reestructuración productiva de los países de la región a través de T-MEC y de esta manera elevar los componentes en su tasa de composición en la fabricación de la producción de mercancías en México, Estados Unidos y Canadá.

Esto implica como ya se señaló una nueva reestructuración y reconversión industrial, productiva y de innovación tecnológica para elevar la productividad y con ello la competitividad en el mercado internacional; en pocas palabras es una estrategia para frenar la expansión de China no solo en la región sino también en América Latina. 

Lo anterior quiere decir llevar a cabo toda una política de relocalización de los sectores productivos en la región que también se denomina lugares próximos o cercanos, es decir que los centros de producción están cercanos a los mercados y con ello se disminuyen los costos de la logística de los insumos productivos.

Pero qué papel le toca jugar a la economía mexicana en este proceso antes señalado de integración económica, cuando se sabe que el 85 por ciento de las exportaciones mexicanas tienen como destino el mercado de Estados Unidos y Canadá; del total de las exportaciones mexicanas son producción del sector maquilador-se importan los componentes para elaborar un producto y se arman en México para exportar, solamente se agrega el valor producido por la mano de obra a salarios inferiores que se pagan en los países vecinos- y que el 90 por ciento de la inversión extranjera directa en el país es de origen estadunidense, y tomando en cuenta de que el 90 por ciento de las remesas familiares fuente de financiamiento provienen de Estados Unidos. 

De esta forma, la interrogante está en el aire y es sí ¿la economía mexicana entrará en un mayor proceso de integración o profundiza su dependencia económica en América del Norte?                            

 

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