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martes, noviembre 26, 2024

TRABALENGUAS

ricardo saldana sVIOLENCIA DE GÉNERO

 

Dos asesinatos considerados como feminicidios ocurridos en la entidad, uno en Morelia y el otro en Sahuayo, tienen conmocionada a la opinión pública que, indignada ante la crueldad de los homicidios, se mantiene muy atenta del desenlace que tendrán ambos casos que tienen un mismo denominador, la violencia de género.

Se trata de los homicidios de Jessica González Villaseñor, quien fue privada de la vida en Morelia en septiembre de 2020, y de Frida Santamaría, ocurrido en Sahuayo el pasado 18 de junio.

En el primer caso, Jessica desapareció el 21 de septiembre de 2020 y fue hasta el 25 del mismo mes que fue encontrado su cuerpo en una zona boscosa ubicada al Sur de Morelia. La Fiscalía General del Estado informó que la víctima murió a causa de golpes recibidos en la cabeza.

Tras una investigación de los hechos, la Fiscalía General del Estado emitió una alerta de búsqueda a Diego Urik, quien fue señalado como principal sospechoso de la muerte y desaparición de Jessica, el 30 de septiembre fue capturado en Cihuatlán en el estado de Jalisco, para comenzar su proceso penal.

Por lo que hace al asesinato de Frida Santamaría, el crimen sucedido cuando se encontraba en un fiesta en la ciudad de Sahuayo con su entonces pareja Juan Pablo N., quien fue detenido como presunto responsable de su muerte.

En ambos casos, los familiares han manifestado diversas irregularidades en la integración de las carpetas de investigación lo que repercute en las sentencias condenatorias.

En unas horas, conoceremos la sentencia en contra de Diego Urik, acusado de la muerte de Jessica, una vez que ha terminado el desahogo de pruebas por parte del Ministerio Público.

Para la familia de Frida, la justicia aún no ha llegado, ya que el presunto feminicida Juan Pablo N, podría enfrentar el proceso en libertad, al reclasificar su delito de feminicidio a homicidio culposo. Su posible liberación ha causado indignación y ha obligado a los padres de Frida a interponer quejas ante la Comisión Estatal de los Derechos Humanos.

Estas dos historias, son muestra clara de la violencia que sufren mujeres michoacanas provocadas por sus propias parejas y obligan a las autoridades a no ser omisas con la violencia de género además de incrementar las penas a los feminicidas y que los casos no queden en total impunidad o con penas mínimas, como se ha hecho en los casos de Jessica y Frida.

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