Los pequeños ladrones, desde la cárcel, ven pasar a los grandes ladrones en carroza
Proverbio francés
Leonel Godoy y Raúl Morón están en todo su derecho de querer subirse al tren que, ellos suponen, los llevará a mantenerse por seis años más encaramados a los cuernos de la abundancia. Este lunes, dan nota nacional al aparecer junto a Carlos Sotelo y Pablo Gómez anunciando que el Frente Amplio Democrático que impulsa el que se supone es su partido, el PRD, no tiene mayor futuro y que a cambio su corazón, voluntad y empeño están con quien, también supuestamente, sería su opositor, dado que forma parte de otro partido –es dueño de él, mejor dicho-, como Andrés Manuel López Obrador.
Dar la espalda a su partido, el que les dio el poder del que hoy gozan, es parte de sus libertades personales y políticas. Podría cuestionarse el factor ético y moral que conlleva toda traición, pero en tratándose de política digamos que es parte de los valores entendidos. En términos legales no hay nada que cuestionar, como tampoco que pretendan aprovechar el río revuelto y subirse, así sea en el cabús, al tren lopezobradorista. Repito, es su derecho.
Pero de eso, a que se pasen por alto así como si nada historias, trayectorias, antecedentes, no es tan fácil, y en todo caso es el derecho ahora de la opinión pública no olvidar.
Godoy y Morón se sienten ya en la nube tropical del mesías, ¿pero ya se olvidó su papel protagónico en el endeudamiento atroz y criminal de Michoacán?
¿Cómo olvidar que Godoy, como gobernador, duplicó la deuda pública que heredó del también perredista Lázaro Cárdenas Batel, que de suyo era ya brutal? Apenas se sentaba en el trono del poder, Godoy solicitaba al Congreso del Estado permiso para contratar alrededor de mil quinientos millones de deuda nueva, solo como para calentar motores, y luego, un mes antes de retirarse, solicitó contratar más deuda, aunque ésta disfrazada de reestructura, por la friolera de ¡4,800 millones!
Así, Godoy se fue dejando una deuda que rondaba los 32 mil millones de pesos, la mitad a bancos y la mitad a “terceros”.
¿Y Morón?, pues nada, que él lideraba la bancada perredista en el Congreso, al menos los dos primeros años de la 71 Legislatura, misma que fue obsequiosa a más no poder con el entonces gobernador, tanto, que sin chistar le aprobó ambos endeudamientos. Ríos de dinero en efectivo corrían por los pasillos del Palacio Legislativo, beneficiando lo mismo a los “de casa” que a los priístas y panistas. Época dorada de la embarrada de manos a diputados a cambio de votar a favor del endeudar más al estado.
Y hoy, como si el tiempo borrara ese pasado criminal, esos hechos ominosos, Godoy y Morón se apuntan sin recato para acuchillar a su partido y entregarse en manos de López Obrador, como si no hubieran roto un plato a su paso por el gobierno michoacano. No fue un plato, fue la vajilla completa la que deshicieron. Y sin olvidar, aunque no apareció en la foto de este lunes, que el secretario de Gobierno era Fidel Calderón, negociador directo en el proceso de endeudamiento de las arcas estatales, y que también hoy hace esfuerzos desesperados porque la barca tropical no zarpe sin él. Habrase visto.