TAMBIÉN LA IGLESIA PIDE PISO PAREJO
Existe un sector de la sociedad, que el gobierno del presidente López Obrador no le ha reconocido la importancia que tiene para el pueblo; lo ha relegado e incluso, lo ha golpeteado en sus mañaneras sin importarle que representa el 77.7 por ciento de la población mexicana, es decir, casi 98 millones de mexicanos profesan la religión católica.
Ocho de cada 10 mexicanos se declaran católico, profesan la Fe y acuden a las liturgias dominicales regularmente. México es el segundo país con mayor número de católicos, después de Brasil.
Pese a que la misma Iglesia Católica Mexicana reconoce que existe un alejamiento de creyentes, particularmente después de la Pandemia, los religiosos, especialmente los sacerdotes, siguen teniendo una gran influencia en la conducta social de las personas.
En la actualidad, las relaciones entre iglesia y estado son distantes, se toleran mutuamente, no obstante, existen algunas tensiones especialmente por la violencia contra los religiosos y las extorsiones de que son objeto las parroquias e iglesias del país.
A raíz de las agresiones y asesinatos de sacerdotes en la presente administración, y pese a las exigencias de justicia por parte de la Iglesia, los crímenes siguen impunes por lo que el distanciamiento con el gobierno de la 4T es más que evidente.
Y todo esto viene al caso porqué hoy la Confederación del Episcopado Mexicano se sumó a las voces que en el país piden piso parejo para todas y todos los aspirantes a la Presidencia de la República en 2024.
Advirtió que se ven sombras en la democracia mexicana que amenazan con una elección de Estado. De suceder lo anterior, agrega la cúpula eclesiástica de México, se haría añicos la democracia mexicana.
Pidió que no se utilice el dinero público para candidatos oficiales del partido que está gobernando, por lo que exigió un verdadero piso parejo y que se respete la posibilidad de que los candidatos que desean ayudar, sea cual sea su partido, sean tomados en consideración.
La voz de la Iglesia también debe ser escucha y respetada, hasta por estrategia política, cuestión en la que no son muy avispados los despistados morenistas.
