La democracia perfecta solo puede existir en una sociedad de ángeles
Jean-Jacques Rousseau (1712-1778) Filósofo suizo
El gobernador Ramírez Bedolla ha deslizado la posibilidad de que busque negociar con el empresario Ricardo Salinas Pliego el regreso a Morelia del equipo de futbol de primera división propiedad del también dueño de Tv Azteca, de Elektra y de Banco Azteca, que desde hace un par de años juega en Mazatlán, con pésimos resultados al menos en el terreno deportivo.
Este martes, Bedolla comentó con reporteros su deseo de que vuelva a haber futbol de primera división en la capital, para lo cual en primera instancia se dijo abierto a entablar negociaciones con Salinas Pliego. Aunque no lo puntualizó, es evidente que si el gobernador está decidido a impulsar ese espectáculo otra vez en Morelia, seguramente no desecha la opción de cabildear con otra franquicia, si es que Salinas Pliego se negara a tratar el tema.
Y ello es altamente probable, porque el polémico empresario, hoy uno de los cinco más poderosos del país, ha sido insistente en redes sociales, en cuanto a advertir que se fue dolido de Morelia por “falta de apoyo” y que no piensa volver.
Pero con quien que sea que negocie Bedolla, es deseable que lo haga de manera enteramente transparente y sin comprometer dinero del erario. Es válido y yo diría que hasta necesario, buscar el retorno del futbol del máximo nivel profesional a Morelia.
Le sirve a la ciudad en términos de esparcimiento y desfogue social, pero también para redinamizar la economía: los días de partido se incrementa decididamente el movimiento del transporte público, la venta de productos diversos dentro y fuera del Estadio Morelos, la derrama económica de restaurantes y hoteles, y evidentemente la creación coyuntural de empleos. De todo ello no hay duda y solo por ese factor, se justifica el empeño de Bedolla en que vuelva a haber futbol de ese nivel aquí.
Empero, y a la luz de la perniciosa historia que ha prevalecido en la relación de los gobiernos con Salinas Pliego, es exigible que ahora cambie el criterio, y que Bedolla no regale los millones de pesos a que está acostumbrado el empresario, y que de hecho recibió durante todo el tiempo en que mantuvo al equipo Monarcas en esta ciudad. No hay nada que justifique esa dádiva presupuestal a una empresa cien por ciento privada.
El factor social y económico se compensa con el préstamo del estadio, dado que es propiedad gubernamental, y las canonjías que en materia de impuestos y servicios pueda haber. Ello entra en el rubro de los legal y lo éticamente válido. Regalar el dinero del presupuesto, bajo ninguna circunstancia.
Es deseable, pues, que Bedolla tenga éxito en esas negociaciones, si es que las desarrolla, pero bajo los criterios y candados ya establecidos. Veremos.
Y a la pesadilla ya solo le quedan 559 días.
twitter@jaimelopezmtz
