“Espantosa equis”
Chabelo (1935-2023) Actor mexicano
Es cierto, la inflación no cede, la criminalidad menos; el desabasto de medicinas es criminal y la ausencia de vacunas anticovid eficaces, no las patitos hechas en Cuba, es una tragedia; el Plan B fue contenido por la Corte, aunque el Plan C es la verdadera prioridad de López Obrador para asegurarse ganar la elección del 24, por las buenas o por las malas, y ese plan es garantizar el control del INE a partir de meter por la puerta de atrás a lacayos disfrazados de consejeros en número suficiente; el arzobispo de Morelia ha dejado la víbora chillando al declarar que el narco sí controla buena parte del país.
Todos esos son en sí mismos temas o notas para el análisis periodístico, y urgentes como prioritarios. Pero no pasa nada si esperan un día. Hoy, hoy el tema es Chabelo.
Su muerte no es que fuera especialmente sorpresiva, por sus 88 años. No es tampoco que yo fuese un seguidor y menos admirador empedernido de los personajes de Javier López, particularmente el de Chabelo, el sempiterno niño. Es que con Chabelo parece irse un Mexico de añoranza, un México de motivos para sonreír, uno de programas televisivos acaso sosos y hasta ingenuos, pero que motivaban el encuentro familiar. La catafixia que encerraba el azar del destino y la esperanza de mejores tiempos; el amigo de todos los niños, los niños que aún podían solazarse en las calles sin temor; los cuates que encarnaban el compadrazgo y la complicidad infantiles, hoy arrumbados en el baúl de los recuerdos.
Chabelo representaba un En Familia que hoy es cada vez más letra muerta. Representaba el tipo de niño que no quisiéramos ver en peligro de extinción, ingenuo, soñador, iluso, no el irascible, intolerante y violento que está hoy en ciernes.
Chabelo es una evocación a la obligada nostalgia, al desconsuelo de abrir los ojos hoy y constatar que hicimos añicos esa no tan lejana sociedad y en un santiamén la trocamos por una casi al borde del colapso.
Todos los demás temas torales podrán esperar un día, o no sé cuántos, quizá hasta que alguien logre aclarar cómo diablos le hizo Chabelo para nunca llegar a viejo, cómo logró llegar a los 88 como niño. Todo un desafío para la ciencia. ¡Hasta la vista cuate!
Y a la pesadilla ya solo le quedan 554 días. Twitter @jaimelopezmtz