Vota por aquel que prometa menos; será el que menos te decepcione
Bernard M. Baruch (1870-1965) Financiero estadounidense
Andrés Manuel López Obrador nos está restregando en la cara una estrategia tan eficaz como ruin: finge estar airado porque la Corte ha puesto en pausa la aplicación del llamado Plan B de su reforma electoral, cuando él tenía absolutamente claro que eso pasaría.
En realidad, es evidente que el presidente no está verdaderamente molesto, porque nadie puede molestarse con algo que sabe que acontecería. ¿Y entonces?, pues nada, que su auténtica prioridad es copar con lacayos incondicionales al INE, y en ese objetivo va en caballo de hacienda.
Es parte del show que grite, que finja indignación porque un ministro le paró en seco su plan B. Para eso ordenó a sus diputados que lo aprobaran, porque con ese distractor pocos nos percataríamos que su auténtica prioridad era mandar un Caballo de Troya al INE, en el que desembarcaran sólo sus incondicionales para asegurase su control para el 24.
Más aún: sabe que el pleno de la Corte resolverá antes de julio la inconstitucionalidad de dicha reforma, pero ello tampoco le preocupará porque era un strike cantado.
Mientras no se altere su plan C, el auténticamente prioritario para él, no tiene de qué preocuparse: aún sin leyes a modo, lo importante es tener al INE de servil peón. Y está a punto de lograrlo.
Por eso, sus opositores hacen una deficiente lectura de su reacción ante el aniquilamiento del plan B. No habrá elecciones en el 24 con marco legal como nos hizo creer que era su anhelo, pero sí con un INE sometido a él. Y eso, con nada se paga.
Y a la pesadilla ya solo le quedan 553 días. twitter@jaimelopezmtz
