Jesús está en la Cruz a cuyos pies sus fieles ya le acompañan, silentes, esta noche en oración
Indefenso Jesús se entregó a la muerte y fue contado entre los malhechores cuando tomó la culpa de todos. Esta tarde tuvo lugar el memorial de la Pasión y Muerte de Jesús. «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu» fue la última de las siete palabras que pronunció en la cruz antes de expirar habiéndose consumado todo como estaba escrito.
En Catedral el Cabildo Metropolitano y el Arzobispo de Morelia, Monseñor Carlos Garfías Merlos, ataviados de rojo, celebraron la misa de los santos oficios del Viernes Santo en que quedó de relieve que Jesús aprendió a obedecer padeciendo.
El Evangelio fue de San Juan, recordando a detalle el sacrificio de Jesús desde la oración en el huerto en soledad en la noche del Jueves Santo en que Judas lo entregó a la guardia judía, hasta su muerte en la cruz pasando por la negación de Pedro tres veces y el maltrato de parte de la guardia pretoriana y su paso con la cruz a cuestas hacia el Gólgota, y su muerte tras ser crucificado.
Este Viernes Santo es una nueva oportunidad para contemplar a Cristo que padece por nosotros, y para tener y para tener a la Cruz como un signo de salvación, y asumir nuestra cruz de cada día entendiendo que es la mejor forma de convertirnos en seguidores de Cristo, dijo el jefe pastoral, tras conminar a los presentes «contemplemos a Cristo crucificado tras el dolor, sufrimiento y tortura a que fue sometido por sus enemigos», y dijo que ante la persecución es importante tener a Cristo para transformar en oportunidad de crecimiento y de ofrecer lo mejor de nosotros mismos a nuestros hermanos, reflexionó.
Monseñor Garfías Merlos prosiguió durante la Homilía de hoy: «contemplemos a Cristo que muere y ofrezcamos la decisión de seguirle y transformar nuestro dolor y sufrimiento en fortaleza», y nuestra vida interior en una fuente de fortaleza y esperanza que nos mantenga fieles a él y a la Iglesia.
«Adoremos la Santa Cruz», pronunció, todos los presentes se prepararon para mantener el silencio por la muerte de Jesús, y para la solemne vigía Pascual que nos ayude a encontrarnos con Cristo resucitado.
Los católicos vemos la cruz como signo de salvación, no como condena.
Posteriormente la imagen de Jesús crucificado que estaba cubierta, fue develada y fue adorado, ante quien todos en el recinto de Catedral se postraron.
Ahí ha quedado Jesús en la Cruz al término de la misa, ante sus fieles que ya le acompañan silentes esta noche en oración.