La democracia da a cada uno el derecho de ser su propio opresor
James R. Lowell (1819-1891) Poeta norteamericano
Es evidente que no está en manos del gobierno de Alfredo Ramírez Bedolla solucionar el problema que representa el tipo de carretera que es la Autopista Siglo 21, la que une a Pátzcuaro con Lázaro Cárdenas, bien llamada autopista de la muerte. Es urgente su ampliación al menos a cuatro carriles, pero esa es sólo una decisión del gobierno federal que debe negociar con la empresa concesionaria los términos para ello. El gobierno local está atado de manos en ese sentido.
Empero, lo que sí puede y debe hacer Ramírez Bedolla, en tanto se avanza en la ampliación de la rúa, es adoptar algunas medidas concretas que reducirían los riesgos letales que significa transitar por ella.
Uno, instalar filtros médicos en cada caseta para verificar el estado de salud de los conductores, especialmente los de pipas y trailers. Una gran cantidad de éstos lo hacen bajo los efectos de drogas, supuestamente para soportar las cargas de trabajo, pero ello los convierte en potenciales asesinos al volante.
Dos, igualmente deben operar filtros de revisión de las condiciones mecánicas de esas unidades.
Tres, por decreto debe impedirse la circulación de trailers de doble contenedor. Está comprobado que son físicamente imposibles de controlar en determinadas condiciones de velocidad.
Cuatro, las unidades pesada sólo debieran circular por la noche.
Cinco, deben instalarse radares a lo largo de todo el trayecto, y multar en la siguiente caseta de peaje a quiene viole los límites de velocidad autorizados.
Seis, deben implementarse operativos permanentes de vigilancia policiaca en todo el trayecto, pero no para extorsionar a conductores, sino para vigilar la circulación vehicular.
La aplicación al menos de esas medidas, sin duda servirían para reducir notablemente el número de accidentes en la autopista de la muerte. Y si a ello se suma en algún momento el acuerdo con la concesionaria para ampliar a cuatro carriles la vía, se redondearía el esquema de medidas urgentes para aplicarse con ese fin.
Bedolla no puede esperar cruzado de brazos a que la Federación tome cartas en el asunto. Lo más probable es que, al menos en el obradorato, nunca pase. Así que debe actuar el gobernador en los escenarios a su alcance. Los accidentes pueden no ser reducidos a cero, pero sí contenidos notablemente. Veremos.
Y a la pesadilla ya solo le quedan 539 días.
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