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martes, noviembre 26, 2024

¿GIULIANI MORELIANO?

Cualquier sociedad que renuncie a un poco de libertad para ganar un poco de seguridad, no merece ninguna de las dos cosas

Benjamín Franklin (1706-1790) Político norteamericano

 

jaimelopezEl alcalde Alfonso Martínez presentará este lunes a primera hora su plan para enfrentar la creciente inseguridad en esta capital.

El edil ha sido reservado al límite en cuanto a los alcances de dicha estrategia, y lo único que es seguro es que no incluye aceptar la propuesta del gobernador Ramírez Bedolla, que contempla que el Estado se engulla, en los hechos, la Policía Municipal, con todo y que formalmente no se trate del Mando Unificado.

El rechazo de Martínez es entendible y justificado, pero en su plan es deseable que contemple algunos escenarios que, a decir de los expertos, son imprescindibles si de lo que se trata es mejorar los niveles de inseguridad que se han recrudecido en Morelia en los últimos meses.

Primero, un programa fijo, no ocasional, de despistolización, con retenes suficientes por toda la ciudad. Dicho programa obviamente debe contemplar la revisión de vehículos susceptibles de ser medios para delinquir, con algunos criterios básicos: toda motocicleta con dos pasajeros a bordo, sí o sí deben ser detenidas para revisión, lo mismo autos en donde vayan dos o más hombres.

Segundo, la operación de casetas policiacas en la mayor parte de las colonias.

Tercero, la operación de un sistema de cámaras de video en toda la ciudad, no solo en algunos puntos específicos.  

Cuarto, en complemento a la operación del sistema de cámaras, la construcción de un centro de monitoreo y seguimiento de esas cámaras; un C-5 municipal, para entendernos.

Quinto, reuniones de gabinete de seguridad municipal diarias, encabezadas por el propio alcalde, para analizar los informes cotidianos y tomar las medidas pertinentes.

Sexto, convocar a líderes de los sectores sociales más importantes, para conformar un consejo ciudadano de seguridad, que conozca las estrategias, las evalúe y proponga medidas concretas. Para que sea efectivo, deberá ser un consejo que sí sea escuchado y atendido por la autoridad, no solo que con él se cubra el expediente y en realidad no tenga ningún peso ni influencia.

Un plan tan ambicioso requiere recursos extraordinarios. Incluso contratar deuda para cumplirlo, estaría plenamente justificado.

Y último, pero lo más importante: el alcalde debe enviar el mensaje de que a partir de ahora él es el responsable de la política municipal contra la inseguridad. No es que separe a su jefe de Policía, pero sí que él, Martínez Alcázar, directamente asuma el mando policiaco. Que tome la seguridad no como un rubro más de su gobierno, sino como el prioritario sin discusión, que encabece sistemáticamente recorridos de supervisión policiaca, operativos de calle. Que los delincuentes sepan que hay un alcalde que no se conforma con que su jefe de Policía defina estrategias y las aplique, sino que él en persona realiza tal función. Un alcalde que en el tema de seguridad sea duro, intratable, inflexible.

Una versión moreliana de Rudy Giuliani, aquel alcalde de Nueva York que se volvió paradigmático en los últimos años del siglo anterior, por su fiereza para recuperar su ciudad, para arrebatársela a los crimínales. Nueva York era una antes de Giuliani y otra después de él. Sería deseable que Morelia fuera una antes de Martínez y otra después de él. Para eso, éste deberá mostrar la decisión del neoyorquino. ¿Será?

Y a la pesadilla ya solo le quedan 535 días. twitter@ jaimelopezmtz

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