La política es casi tan emocionante como la guerra, y no menos peligrosa; en la guerra se puede morir una vez, en política muchas.
Winston Churchill (1874-1965) Primer Ministro inglés
Asumiendo que sea “solo” Covid lo que tiene el presidente López Obrador, no se entiende la razón por la que el gobierno mantiene la incertidumbre sobre su verdadero estado de salud. Un video grabado por el propio mandatario, terminaría con las suspicacias. No hacerlo, luego de 24 horas de su supuesto aislamiento para no transmitir el virus, solo alimenta el recelo.
Contra lo que muchos de sus detractores plantean en redes sociales, respecto de la “conveniencia” de que López Obrador ya no esté en condiciones de gobernar, lo cierto es que una eventualidad de ese tipo a nadie conviene: ni al país, por la ingobernabilidad e inestabilidad que ello acarrearía; ni a su partido, porque sus liderazgos se despedazarían cual cena de negros en la búsqueda de la sustitución; ni a la oposición, porque una ausencia definitiva del presidente le victimizaría y garantizaría que Morena arrase en las elecciones del 24.
Lo que conviene al país es que López Obrador concluya su mandato. Esquizofrénico mandato, pero lo ideal es que llegue a su fin y las elecciones del próximo año se desarrollen en un marco de institucionalidad y normalidad democrática.
Pero es el propio gobierno el que alimenta las dudas respecto a si López Obrador está contagiado, otra vez, de Covid, o en realidad presenta un cuadro mucho más delicado en su salud, considerando su propensión a los problemas cardiovasculares. Un gobierno que ha hecho de la mentira su aliada sistemática, hoy sigue sumido en el caos y la falta de credibilidad.
Adán Augusto López Hernández, el secretario de Gobernación, asegura que el presidente no fue trasladado de urgencia de Yucatán a la Ciudad de México, y menos que se desvaneció y que se encuentra delicado de salud. Pero es su palabra, la palabra de un funcionario que no goza de ningún tipo de credibilidad. ¿Alguien le cree? Me parece que ni las huestes fieles a López Obrador. Pudiendo ser cierto el dicho del secretario de Gobernación, su problema es la ausencia de credibilidad, lo que se subsanaría si el presidente graba un video dando a conocer él mismo su estado de salud, las condiciones en que se encuentra y mostrando el certificado de laboratorio de positivo al Covid. Solo así se mitigarían las dudas.
¿Por qué no lo hace? Las otras dos ocasiones en que se contagió de Covid, él grabó videos de ese tipo. No se entiende porque ahora no, a menos que, efectivamente, esté imposibilitado, dada la gravedad de su estado de salud.
Ni modo, ante un gobierno tan proclive a la mentira, solo si hay video pueden calmarse las aguas. Veremos.
Y a la pesadilla ya solo le quedan 527 días.
twitter@jaimelopezmtz
