En política los experimentos significan revoluciones
Benjamin Disraeli (1804-1881) Político británico
Julio César Chagolla fue asesinado por policías municipales hace poco menos de tres años en el fraccionamiento Jardines del Toreo; Julín, como le conocían sus familiares y amigos, vivía en ese lugar y en ciertas circunstancias de ofuscación emocional, aparentemente se encontraba en otro domicilio al suyo, lo que originó que vecinos se alarmaran y llamaran a la Policía; cuando ésta llegó, el joven fue presa del pánico y corrió, lo que provocó que los uniformados le disparan por la espalda, privándole de la vida.
Dos policías fueron detenidos y están a la espera de recibir sentencia acusados de homicidio. Dada la gravedad del caso, lo mínimo que se esperaba era que el entonces alcalde Raúl Morón cesara a la comisionada de Seguridad, Julissa Suárez Bucio; empero, solo la separó de su cargo unos pocos días mientras se enfriaba el caso, y en la primera oportunidad la reinstaló sin que hubiera para ella sanción ni responsabilidad alguna.
Nadie pensaba que Suárez Bucio fuera responsable directa del homicidio, pero dado que éste fue cometido por su personal evidenciando una falta absoluta de pericia y de capacitación para manejar protocolos de crisis, al menos se esperaba que ella, como cabeza de la corporación, debiera renunciar o ser renunciada. La justicia sólo llegó para los elementos policiacos, pero no para su jefa. Normal.
Este martes, en sesión de Cabildo organizada exprofeso, el alcalde Alfonso Martínez ofreció una disculpa pública y oficial a la familia del joven asesinado, en acatamiento a una recomendación de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos. La familia aceptó la disculpa.
La tragedia, empero, no debe quedar en una eso, en una disculpa. El alcalde está obligado a garantizar que la impericia mostrada por los policías en ese evento en Jardines del Toreo, ha sido subsanada con capacitación profesional. Independientemente de que el hecho tuvo lugar cuando había otro alcalde, se trata de un asunto institucional y además de disculparse, Martínez Alcázar debe garantizar a los morelianos que las cosas han cambiado y que la Policía local ya está capacitada para manejar ese tipo de crisis de manera profesional.
No es posible que un joven, que no iba armado ni significaba un peligro de muerte para los vecinos ni para los policías, tuviera que ser asesinado para “controlar” la situación. ¿Qué clase de policías son esos que no están preparados para someter a una persona sin necesidad de matarla? Es otra circunstancia cuando hay vidas en riesgo. No era el caso.
De ahí la importancia de que se cuente con policías capacitados que no tiren a matar a las primeras de cambio, sino solo en situaciones de verdadera necesidad. Es de esperarse que esa tragedia haya servido al menos para obligar a la autoridad a contar sólo con Policías debidamente preparados, no improvisados. Confiemos que así sea.
Y a la pesadilla ya solo le quedan 526 días.
twitter@jaimelopezmtz
