¿NO QUE MUY MALITO?
El Presidente López Obrador regresó a las mañaneras con la espada desenvainada, descalificando, dando órdenes a los senadores, criticando a los medios de comunicación, todo parece indicar que éste hombre no estuvo enfermo de nada, solo arrastra su mitomanía enfermiza, la cual conocemos bien los mexicanos.
El Presidente planteó a los senadores de Morena que no titubeen y desaparezca el INAI y sus funciones las asuma la Auditoría Superior de la Federación.
El INAI es el Organismo Público Autónomo que se encarga de facilitar y garantizar el acceso de las personas a la información pública y el acceso y protección de los datos personales, promover la cultura de la transparencia en la gestión pública y la rendición de cuentas del gobierno a la sociedad.
Todos los atributos que odia López Obrador y los funcionarios de la 4T, por ello les urge su desaparición. A éste régimen no le gusta la transparencia, no le gusta la claridad de cuentas, no les gusta la preservación de la ley y del Estado de Derecho.
En su arenga mañanera contra el INAI, el Ejecutivo Federal instruyó públicamente a los senadores morenistas a que no titubeen, que la desaparezcan, que se trata de defender los bienes del pueblo y de paso se ahorrarían mil millones de pesos.
Pidió que se pongan de acuerdo para que esa institución pase a formar parte de la ASF, que sigan solicitando información, pero que no simulen, porque todos los comisionados fueron propuestos por los líderes de los partidos.
El Mandatario criticó que los comisionados del Instituto gozan de elevados sueldos y en las pasadas administraciones no vieron la corrupción porque eran alcahuetes.
Y así continúa el desmantelamiento de la vida democrática del país, eliminando todos los organismos autónomos que pudieran ser el contrapeso entre poderes, la dictadura va en marcha y va en serio.
Un régimen que está decidido a destruir las instituciones, está condenado al fracaso, porque México no solo es de Morena y del pequeño Tirano.
México nos pertenece a todos los mexicanos y no solo a un puñado de resentidos que culpan de su fracaso a los fantasmas del pasado.
¿Qué no estaba muy enfermo el Presidente?
