No podemos estar en modo de supervivencia; tenemos que estar en modo de crecimiento
Jeff Bezos (1964-?) Empresario norteamericano
La Organización Mundial de la Salud ha decretado el fin de la contingencia sanitaria por la pandemia del Covid-19. Importante: no es el fin de la enfermedad causada por el virus, porque éste llegó para quedarse. La vacuna y los medicamentos se encargarán de que disminuya su letalidad, no que la elimine.
Al poder hablar oficialmente del inicio de la era post pandemia, es obligado recapitular en sus alcances y en su impacto en diferentes rubros de la humanidad.
Es evidente que hay consecuencias y lecciones en lo social, en lo cultural, en lo económico, en lo laboral, en los escenarios de convivencia social y familiar y en el quehacer científico, entre otros más. Difícilmente pueden ubicarse renglones que la pandemia no haya afectado.
El análisis de cada uno de esos entornos deberá correr por cuenta de los respectivos especialistas. Opinar es dable para cualquiera, pero hacerlo con conocimiento de causa es diferente. Habrá que ir esperando esos análisis.
Empero, hay un hecho indiscutible que ni siquiera es sujeto de un profundo expertis para corroborarlo: la manera en que los gobiernos actuaron frente a la pandemia. Los hubo eficaces y los hubo criminalmente ineficaces. Entre estos, sin duda, hay que ubicar al mexicano.
Es claro que la pandemia confrontó a gobiernos que definieron sus políticas públicas con base en la ciencia, con los que lo hicieron con superchería. Los llamados populistas y demagógicos, casi siempre autoritarios y en algunos casos con visos dictatoriales, invariablemente presentaron los peores resultados.
Los gobiernos que se basaron en la ciencia y en la aplicación rígida de las medidas de contención, como los europeos o algunos asiáticos como Japón, Australia o Nueva Zelanda, por ejemplo, hoy pueden ver a los ojos a sus ciudadanos; los otros, por ejemplo los latinoamericanos con México y Brasil a la cabeza, resultaron una vergüenza, una criminal vergüenza, porque desecharon las medidas científicas y pusieron por delante la negación de la realidad y cuando ésta los alcanzó, optaron por el engaño y la mentira.
La aplicación tardía de medidas obligatorias como el cubre bocas o el cierre de actividades no prioritarias, así como la falta de inversión en la adecuación y ampliación urgente de sus sistemas hospitalarios, produjeron millones de muertes que bien pudieron evitarse con otros gobiernos. Y luego la falta de políticas de apoyo emergente a sus sectores productivos, arrojaron la pérdida de miles de fuentes de trabajo con el cierre masivo de negocios y empresas. Irremediablemente, la cadena derivó en el aumento de la criminalidad y la violencia.
La pandemia puso a prueba a los gobiernos en sus diferentes expresiones. Es claro que para sociedades como la mexicana, el más catastrófico escenario se materializó: la peor pandemia con el peor gobierno. Los resultados hablan por sí solos.
Y a la pesadilla ya solo le quedan 514 días. Twitter @jaimelopezmtz
