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martes, noviembre 26, 2024

MONREAL, COMO EL PERRO DEL HORTELANO

Para el que nada tiene, la política es una tentación comprensible, porque es una manera de vivir con bastante facilidad

Miguel Delibes (1920-2010) Novelista español

 

jaimelopezRicardo Monreal enseña el cobre. Muy rápido tuvo que darle la espalda a su discurso de mesura y racionalidad política. Rápido tuvo que recetarse a sí mismo un mentís que solo evidencia su talante anti democrático y convenenciero.

Apenas hace poco se decía respetuoso e impulsor de la división de poderes. De hecho, llegó a avalar medidas adoptadas por la Corte aún y cuando eran contrarias a la 4T. Llegó incluso a votar en contra de reformas provenientes de Palacio Nacional y alguna vez lo explicó así: en tanto maestro de derecho en la UNAM, no podía apoyar una medida anticonstitucional porque cómo lo explicaría a sus alumnos al día siguiente. Y tenía razón.

Esa postura le valió reacciones favorables a su institucionalidad, que parecía poner por delante incluso su militancia partidista.

Pero pronto enseñó su verdadero rostro: la anulación del Plan B por parte de la Corte este lunes, llevó a Monreal a subirse al tren de la descalificación contra los ministros. Del político respetuoso de la división de poderes al bravucón corriente y patán, no distó mucho.

Con tal de ganar bonos del rey, Monreal no tuvo empacho en amagar con juicio político contra los ministros por haber votado en contra del Plan B lopez obradorista. No tuvo reparos, pues, en hacer el ridículo y subirse al tren descalificador de López Obrador.

Lo peor para el zacatecano es que esa vergonzosa sumisión hacia el presidente, no le servirá de nada: nunca será el candidato presidencial de Morena. Jamás López Obrador se fijará en él, solo está jugando al incluirlo en la lista de corcholatas.

Monreal perderá por partida doble: en la oposición ha dejado de tener influencia, no es más un líder confiable, y simultáneamente su actitud servil no le hará acreditar ningún tipo de avance en su sueño de suceder a AMLO. Es decir, quedará como el perro del hortelano, sin ninguna de las dos tortas.

Cierto, son tiempos de definiciones, pero también son tiempos de la congruencia y la decencia política. El escaso capital político acumulado, Monreal se encargó rápido de echarlo por la borda.

Es lo malo de querer quedar bien con Dios y con el diablo.

Y a la pesadilla ya solo le quedan 512 días.

twitter@jaimelopezmtz

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