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martes, noviembre 26, 2024

GATELL, AL BANQUILLO DE LOS ACUSADOS

En política hay que sanar los males, jamás vengarlos

Napoleón lll (1808-1873) Presidente y Emperador de Francia

 

jaimelopezHugo López Gatell, dicen los que lo conocen, es un buen médico especializado en Epidemiología y Medicina Preventiva. Sin ser tampoco una lumbrera, sí tiene prendas profesionales en su campo de la medicina, como para ubicarlo arriba del promedio.

Pero también sus allegados lo califican como soberbio y, antes que nada, como un médico zalamero con sus superiores, si eso le significa oportunidades de crecimiento profesional, aún en detrimento de la ética  hipocrática.

Y esa actitud es la que le podría estar poniendo a las puertas de enfrentar a la justicia, y eventualmente de ir a la cárcel.

Gatell, subsecretario de Salud del gobierno federal, y designado por el presidente López Obrador como “zar de la pandemia del covid-19”, ha sido demandado por los familiares de un hombre que murió de esa enfermedad, pero que a juicio de aquellos su deceso fue producto de la negligencia y la irresponsabilidad profesional de Gatell, en tanto responsable gubernamental para enfrentar la pandemia.

El prestigiado abogado Javier Coello ha tomado el caso contra Gatell, y a éste se le puede venir la noche encima, porque un juez  federal ha ordenado a la Fiscalía General de la República indagar a fondo la actuación de Gatell.

Y si realmente acata la instrucción del juez, el Ministerio Público deberá llegar a la conclusión de que la actuación de Gatell durante la pandemia sí debe ser calificada como criminal. Siempre tratando de justificar la superchería de su jefe López Obrador, Gatell puso en riesgo la vida de millones de mexicanos, sobre todo aquellos con ínfima preparación académica, que siempre creyeron a pie juntillas en los dos López.

¿Cuántos mexicanos murieron por creerle a Gatell que el uso del cubrebocas generaba una falsa sensación de protección, o por secundar al presidente en que ya declarada la pandemia no pasaba nada si seguíamos abrazándonos y saliendo a la calle a comer como si nada pasara, o al minimizar el riesgo de contagio cuando aseguraba que López Obrador tenía fuerza moral de contagio a manera de protección?

¿Cuántos murieron porque Gatell restó siempre importancia al riesgo del contagio, o porque auguraba que la pandemia sería de efectos menores a la de la influenza una década antes, o por falsear información sobre hospitalizaciones y número real de fallecimientos?

¿Y cuántos miles más murieron por no recibir atención médica oportuna por la omisión gubernamental de generar la infraestructura hospitalaria necesaria, o por no recibir su vacuna a tiempo, o por comprar vacuna cubana ineficaz para ir contra las mutaciones del virus, en lugar de Pfizer, o más recientemente cuántos han perdido la vida porque Gatell se niega a autorizar la importación de Remdesivir, el medicamento que en todo el mundo se emplea para tratar a personas contagiadas?

No injustamente conocido como el “doctor muerte”, Gatell sin duda ha sido responsable directa o indirectamente de la muerte de decenas o incluso de cientos de miles de mexicanos.

Hasta ahora ha tenido el manto protector del presidente, pero en el cercano ocaso de su administración, es altamente probable que su inmunidad comience a ponerse en entredicho, al ser acusado de negligencia. Por lo pronto la Fiscalía debe iniciar una investigación y aunque seguramente el presidente ordenará a Alejandro Gertz Mañero que dé carpetazo al caso, el agua puede comenzar a llegar a los aparejos del, hasta ahora, intocable y poderosísimo subsecretario de Salud.

Su buena estrella parece comenzar a languidecer y llevarlo a juicio sería lo mínimo que esperaríamos para el bien llamado doctor muerte. La justicia tarda, pero suele llegar. Veremos si es el caso.

Y a la pesadilla ya solo le quedan 511 días.

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