La democracia perfecta solo puede existir en una sociedad de ángeles
Jean-Jacques Rousseau (1712-1778) Filósofo suizo
La medalla de oro del equipo mexicano femenil de nado sincronizado en los campeonatos mundiales de Egipto, es una auténtica bofetada a Ana Gabriela Guevara y, por ende, al gobierno de la 4T.
La ex velocista mexicana es probablemente la más grande decepción del gobierno lopez obradorista, aún y cuando dirige una dependencia de mucho menor relevancia que casi todas las demás, la Comisión Nacional del Deporte. Cierto, en Gobernación, Educación, Hacienda, Salud, Seguridad Pública, áreas de más trascendencia que la Conade, los resultados no han sido para nada positivos. Todo lo contrario. Pero no decepcionantes, si entendemos que no puede decepcionar algo o alguien en quien se tienen nulas expectativas.
¿Quién pudiera haber augurado que Gobernación caminaría bien con personajes como Olga Sànchez Cordero o Adán Augusto López Hernández?, ¿o en Salud con farsantes como Jorge Alcocer o Hugo López Gatell?, ¿o con Rosa Icela Rodríguez en Seguridad Pública? Solo de ver esos perfiles era una utopía suponer que habría buenos resultados. Por tanto, nadie puede decirse decepcionado.
En cambio, la designación de Ana Gabriela Guevara al frente de la oficina encargada de promocionar el deporte. Realimente sí fue bien recibida. Su brillantísimo paso como atleta de élite mundial generó la expectativa de que marcaría un parteaguas en la historia del deporte mexicano, dado su conocimiento vasto en la temática. Si alguien sufrió las flaquezas de las políticas públicas del deporte, fue ella. Y al conocerlas, seguro las reparará, fue el razonamiento que todos nos hicimos al conocer que ella encabezaría la Conade.
Pero, ahí sí, qué decepción. No solo está claro que no tiene la preparación ni la visión para esa responsabilidad, y que la poca que tiene la dilapida en estériles pleitos con los deportistas y las asociaciones, sino que ha dado por completo la espalda a su gremio, traicionándolo, boicoteándolo, retirando perversamente los escasos apoyos institucionales y respaldando más bien a líderes de ligas corruptos.
Y por si fuera poco, con Guevara se ha catapultado la corrupción en la Conade a niveles nunca vistos, y vaya que eso ya es mucho decir en un país como México.
Las integrantes del equipo mexicano de nado sincronizado recibieron un portazo en la nariz cuando acudieron a la oficina de Guevara a solicitar apoyo para su preparación para los campeonatos mundiales en puerta. Todo, porque la directora de la Conade ha protegido la corrupción del depuesto dirigente de la natación mexicana, Kiril Todorov, y se resiste a aceptar la comisión reorganizadora respaldada por World Aquatics, el organismo rector de la natación en el mundo.
El desinterés gubernamental no minó la entereza de las deportistas mexicanas, que promovieron la venta de trajes de baño para recaudar los 800 mil pesos que se requerían para el viaje de ellas y los entrenadores. Tuvo que ser el pragmatismo del multimillonario Carlos Slim y su brazo derecho Arturo Elías Ayub, el que saliera al quite, sufragando los gastos. Y vaya que las sirenas mexicanas respondieron con creces: la medalla de oro.
Ocho horas después de la proeza, el gobierno subía a redes una felicitación fría, obligada, pero pocas veces ha encajado tan bien la recriminación de que el gobierno no tiene cara para felicitarles, cuando antes les negó un peso partido por la mitad.
Pero más allá de lo decepcionante que ha resultado Guevara en la Conade, es evidente que su triste actuación ha sido acorde con el gobierno para el cual trabaja: ineficaz, revanchista, corrupto y autoritario.
De la enorme atleta que fue Ana Gabriela, hoy solo queda una caricatura. El problema es que quien está pagando los platos rotos, es el deportista mexicano. Sí, Ana Gabriela ahora en modo 4T.
Y a la pesadilla ya solo le quedan 507 días.
twitter@jaimelopezmtz
