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martes, noviembre 26, 2024

LAS FALDAS DE YARABÍ

Amenazas a la autonomía de la universidad pública: falta de financiamiento, imposición de mercados y, más aún, autoagresión.

Ignacio Mantilla (1957-?) Rector de la Universidad Nacional de Colombia

 

jaimelopezA la luz de la realidad cruda, trágica, que se vive hoy, que la Rectoría de la Universidad Michoacana solicite un operativo policiaco-militar en el inmueble que ocupa la Escuela Preparatoria número dos, ubicada en el barrio de San José, en el centro histórico, debe ser aplaudido y apoyado.

Se trata, sin duda, de una decisión harto difícil de tomar para la rectora Yarabí Ávila, dada la obligada polémica que generaría y que de inmediato se dejó sentir en los círculos nicolaitas, políticos y en redes sociales.

Casi a partes iguales quienes arremetieron con todo contra Ávila, por “atreverse” a pedir que policías y militares “violen” la autonomía universitaria, y quienes la respaldan por ser congruente con la realidad. Cosa sagrada, argumentan quienes se rasgan las vestiduras. Necesaria, dicen los otros.

Me parece que hoy no hay vuelta de hoja: es de dominio público que la droga y las armas no son objetos del todo extraños en la Universidad. La venta de enervantes casi invariablemente va acompañada del uso de armas. En el caso nicolaita no es la excepción.

Y no es que sea nuevo el fenómeno. El asunto es que los rectores que antecedieron a Ávila no tuvieron los arrestos necesarios para encararlo; prefirieron, todos, volver la mirada a otro lado, hacer como que no pasaba nada y ser políticamente correctos. No fuera a ser que los nicolaita puros de alma y corazón fueran a molestarse, a sentirse agredidos. Y siempre hubo un pretexto a la mano y, hay que decirlo, contundente: cualquier intervención policiaca o militar significa violentar la autonomía universitaria.

Nada más falso: la autonomía de la Casa de Hidalgo, como de todas las universidades públicas, tiene que ver con la libertad de cátedra, de políticas curriculares, de definición de programas educativos, de investigación, de contratación o baja de personal, de manejo presupuestario, de políticas de ingreso y de baja de alumnos, etcétera. Nunca contempla esa autonomía tolerar o tender un manto de impunidad ante la comisión de hechos delictivos.

Es evidente que la autoridad universitaria tiene conocimiento de que en la Prepa 2 hay consumo y distribución de drogas, y quienes la protagonizan seguro portan armas. Comenzó el operativo este martes en esa instalación, pero se ampliará a todas las de la Universidad, con carácter, por ahora, preventivo, disuasivo.

Hay que decirlo: Yarabí Ávila tiene las agallas que no han tenido ninguno de sus antecesores, pese a que todos supieron del problema.

La rectora sabe que juega una apuesta elevada: puede ser objeto de una campaña de persecución, pero asume el riesgo. Bien por ella, pero sobre todo bien por la Universidad. Cualquier padre de familia, profesor o trabajador, los mismos estudiantes, deberían sentirse seguros de que haya ese tipo de operativos, porque disminuyen los riesgos de violencia y de actos tan delicados como la circulación de droga y la portación de armas al interior de la Casa de Hidalgo.

Lejos de írsele a la yugular, soy un convencido de que la medida es absolutamente necesaria. Y las voces de crítica habrá que escucharlas cuando por no actuar suceda alguna desgracia.

Mis respetos para la rectora y sus pantalones…o faldas.

Y a la pesadilla ya solo le quedan 505 días.

twitter@jaimelopezmtz

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