La mejor política es hacer creer a los hombres que son libres
Napoleón (1808-1873) Presidente y Emperador de Francia
La eficiencia educativa por parte del gobierno, sea federal o estatal, debe medirse en dos escenarios, no necesariamente disasociados: la calidad y la cantidad.
Este lunes, el gobernador Ramírez Bedolla exaltó el logro de que por primera ocasión en quince años, en Michoacán el ciclo escolar se cumplió cabalmente. Se refiere a que el calendario no se vio interrumpido por paros magisteriales. Cierto, es injusto soslayar lo que claramente es un paso adelante: los paros, casi todos injustificados, han sido históricamente una piedra en el zapato de la educación michoacana.
Que se haya cumplido el calendario tiene una explicación: los trabajadores del sector recibieron puntualmente sus salarios y al menos los bonos legalmente aplicables. Y ello ha sido así, porque el gobierno federal no ha regateado los recursos al estatal, debido a que tienen el mismo origen partidista. Caso contrario a lo que sucedía con el de Silvano Aureoles, que fue traído a pan y agua por la Federación. Obvio, de eso no tiene la culpa Ramírez Bedolla, que hace bien en aprovechar la identificación partidista con la el gobierno federal. Lo cuestionable sería lo contrario.
Y cumplido el aspecto cuantitativo del calendario escolar, pues, el siguiente paso a analizar es el cualitativo, es decir, qué tanto se ha avanzado en los rubros de aprovechamiento, eficiencia y mejora de estándares de capacidades de los niños y jóvenes en las aulas.
Es claro que ahí sigue prevaleciendo un marcado y lastimoso déficit, y es ahí justamente donde el gobierno de Bedolla debe apretar tuercas: si ya paga a tiempo, tiene todo el derecho a exigir reciprocidad del magisterio, aunque ella no puede solo reducirse a que las escuelas no estén cerradas, sino a que lo que en ellas se hace, se haga bien, con calidad.
El día que además de pagarle a tiempo a los maestros, éstos estén en el aula pero sus alumnos avancen en habilidades y conocimientos, compitiendo con los mejores y no siguiendo en la cola nacional, entonces podremos comenzar a ver la luz al final del túnel. Por ahora, digamos que la primera parte está cumplida, y hay que admitir que es un avance relevante. El gobierno no puede conformarse, empero, con ese avance, debe ir por todas las canicas. Solo así podrá cantar victoria. Mientras, valoremos el paso adelante, pero exijamos los que faltan.
Y a la pesadilla ya solo le quedan 450 días.
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