Todos los partidos políticos están marcados por su etapa en que viven su esplendor o su decadencia, nada es eterno y en política la victoria o el fracaso son relativos. La realidad mexicana refleja el estado de salud de los partidos políticos en este tiempo en que se trazan las dinámicas rumbo a unos comicios en donde se disputarán una gran cantidad de cargos públicos a nivel federal y local en 2024, la verdad es que la identidad partidaria ya resulta difusa, las alianzas definidas entre los entes políticos así lo han evidenciado,
Buscar el poder es legítimo, máxime por la vía pacífica como lo hacen los partidos políticos en un régimen democrático en donde la pluralidad tiene su razón de ser porque no cabe la imposición de un pensamiento único.
Morena ha recibido una gran cantidad de cuadros provenientes del Partido Revolucionario Institucional y del Partido de la Revolución Democrática, estos dos están en una crisis que se distingue de inmediato, en los últimos años se han convertido en coleccionistas de numerosas derrotas, ambas organizaciones que fueron enemigas de origen ahora van juntos, el Sol Azteca apenas si sobrevive.
Alejandro Moreno ostenta un récord negativo como dirigente nacional del que fuera el partido hegemónico, tiene el control de los órganos directivos aunque suele perder casi todas las elecciones con excepción de Coahuila, hace poco destacados cuadros del senado se fueron del tricolor.
Hace todavía no muchos años era impensable que los contrincantes de origen del revolucionario Institucional llegarían a unirse para hacer una verdadera revoltura que les facilite al menos ser competitivos en los episodios electorales, el PAN y PRD fueron una especie de némesis del tricolor.
El génesis priista inició en 1929 como el Partido Nacional Revolucionario bajo el mando de Plutarco Elías Calles durante el periodo conocido como el Maximato, lapso en el cual el profesor y general sonorense fue el hombre fuerte, una especie de monarca que puso y quitó presidentes hasta que Lázaro Cárdenas lo expulsó del país. Fueron los tiempos posrevolucionarios, lapso en el que se diseñaban las instituciones del estado mexicano en el siglo XX.
Desde 1929 al año 2000 el PRI se mantuvo en el poder, pregonaba ser representante de una ideología denominada nacionalismo revolucionario, le correspondió a los mandatarios de dicha extracción el denominado desarrollo estabilizador y posteriormente las crisis recurrentes, también el origen del neoliberalismo como nuevo paradigma de la política económica siguiendo los dictados de organismos externos. Es decir hablamos de los sexenios de Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo que fueron en los que se transitó y empoderó el paradigma del neoliberalismo y se dejaba atrás el llamado estado benefactor tras sendos fracasos económicos.
El llamado bloque opositor de actualidad tiene algunos cuadros de extracción priista en la búsqueda de la candidatura como Beatriz Paredes y Enrique de la Madrid, la primera con una dilatada trayectoria en el quehacer gubernamental y partidista. El PAN tiene en Xóchitl Gálvez a una aspirante identificada en diversos sectores, Santiago Creel también por el panismo y Silvano Aureoles por el perredismo.