Los desencuentros entre los opositores al actual gobierno no son pocos, seguramente se habrán de incrementar, los partidos opositores aliados tienen de origen diversas diferencias desde su fundación misma, motivos, convicciones y agendas programáticas. A ello habría que sumarle las inconformidades por ejemplo de Jorge Luis Preciado que anunció su renuncia al Partido Acción Nacional porque aseguró que Xóchitl Gálvez será impuesta como candidata a la presidencia de la república, señaló que el proceso es una farsa.
Estamos en los prolegómenos de la contienda electoral que tendrá componentes muy interesantes en un tiempo plagado de violencia, inseguridad e impunidad que no dan tregua, los hechos sangrientos son asuntos cotidianos, no se deben normalizar dichos actos perpetrados por los poderes fácticos en gran medida, la ausencia de justicia en múltiples actos es evidente.
El juego electoral está omnipresente, la diatriba se expande ante la ausencia de auténticos debates, esta carrera por la sucesión resultó prematura y no se ha distinguido precisamente por elevar los niveles de calidad y contenidos de quienes buscan la nominación para disputar la primera magistratura que actualmente ocupa el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Son muchos los temas para discutir de la agenda pública, no solos nos referimos al tema de la inseguridad que debe ser atendido como la máxima prioridad, también está pendiente el tema de políticas económicas, la migración que ha crecido de manera exponencial, el rubro educativo con el tema reciente para discutir los contenidos de los libros de texto de manera sensata.
Algunos observadores argumentan que los nuevos libros presentan incontables errores, además de no consultar a los docentes y padres de familia, hay quienes incluso hablan de que se trata de material comunista. Si revisamos el pasado reciente, los libros de texto han sufrido múltiples cambios, recordamos aquellos que tenían impresa a la madre patria, después hubo otros libros y por lo regular todos tiene una evidente ideologización para legitimar a los gobiernos.
Aunque decir que tenemos un gobierno comunista mueve a la risa, ni se abatió la propiedad privada ni ha desaparecido el estado ni se combatió a las religiones para establecer el ateísmo por decreto. Desfiguros y exageraciones con evidente sesgo político.
Hace falta un amplio diálogo nacional para analizar nuestra realidad, más que razonamientos encontramos resentimientos, más que una visión a largo plazo tenemos el cortoplacismo que no mira más allá de las próximas elecciones.
La democracia debe estar en mejor forma, no se agota únicamente en el ritual efímero que consiste en depositar el sufragio en las urnas. La democracia actual cuenta con valores, no tiene mucho que ver con la forma clásica patentada en Atenas hace alrededor de 25 siglos en la que las mujeres fueron excluidas, debe ser inclusiva.
Abraham Lincoln la describió a la democracia como el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, es la definición moderna.
La cultura política va de la mano de una mejor versión de la democracia, ésta no debe agotarse solo como una forma clásica de gobierno sino como estilo de vida que expresa derechos humanos para acelerar la evolución de los pueblos.