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sábado, noviembre 23, 2024

OVIDIO: LAS RAZONES DE AMLO

Una nación que gasta más dinero en armamento militar que en programas sociales, se acerca a su muerte espiritual

Martin Luther King (1929-1968) Pastor bautista

¿Qué fue lo que llevó a Andrés Manuel López Obrador a autorizar que Ovidio Guzmán López finalmente fuera extraditado a Estados Unidos? Imposible saberlo a ciencia cierta, pero todo apunta a un cálculo suyo respecto del nivel de presión que estaba recibiendo del gobierno norteamericano, con la particularidad de que en ambos países se avecinan procesos electorales.

Es evidente que López Obrador no hubiera autorizado el envío de Ovidio, hijo de “el señor Guzmán”, de no ser por una fuerza notoriamente superior al temor y al compromiso por retenerlo en Almoloya.

Y esa causa superior no puede ser otra que la presión norteamericana, que ha venido subiendo de tono conforme avanzan los meses, sin que el gobierno mexicano diera señales de enviarle a la preciada joya, pese a tenerla en prisión desde enero.

El punto es que a ambos gobiernos les conviene la extradición de Ovidio: al de Joe Biden como un trofeo de su lucha contra los productores de fentanilo que causa muertes por miles, de ahí su exigencia a López Obrador para que autorizara su envío, y al gobierno de éste, al mexicano, también de cara a las elecciones, habida cuenta que la principal acusación en contra suya es la vinculada a la criminalidad, y negarse a entregar al capo sinaloense únicamente críticas y señalamientos le generaría.

Y es que ya se sabe que tener a los grandes líderes delincuenciales en prisiones mexicanas equivale casi a una libertad fáctica, por la serie de beneficios y bondades con que suelen ser tratados, máxime en tratándose de López Obrador y de alguien de apellido Guzmán. Nada más y nada menos que el hijo de “el señor Guzmán”.

Seguramente no por entero bajo su voluntad, por la indiscutible “cercanía” en particular con el Cártel de Sinaloa, el presidente se vio forzado a autorizar la entrega de Ovidio a la justicia norteamericana, la peor pesadilla para los capos mexicanos, sabedores de que en aquel país sí les espera toda la drasticidad penitenciaria que sus crímenes ameritan.

Ese es, me parece, el “fin superior” que justificaría la decisión de AMLO, dado que de otra forma no se entendería esa rudeza para con un grupo al que le ha garantizado tersura y un trato más que amigable. Ni modo, las elecciones son las elecciones y en aras de ganarlas, el tabasqueño ha confirmado que no encuentra límites.

Y a la pesadilla ya solo le quedan 378 días.

X@jaimelopezmtz

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