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sábado, noviembre 23, 2024

COTIJA: LAS DUDAS

La corrupción del alma es más vergonzosa que la del cuerpo

José María Vargas Vila (1860-1933) Escritor colombiano

Yolanda Sánchez, la alcaldesa de Cotija, volvió a nacer, y eso es para celebrarlo. Es afortunada de seguir con vida, luego de ser “levantada” y retenida tres días presumiblemente por el cártel jalisciense. Pocos alcaldes, de los muchos que han tenido la desgracia de vivir una experiencia de ese tipo, pueden vivir para contarlo. Ella sí, y es la mejor noticia, en medio de su tragedia.

Sin embargo, es claro que quedan más dudas de las disipadas con su liberación, y que por su trascendencia no pueden soslayarse. La alcaldesa grabó un video de poco menos de cinco minutos, ya en la “seguridad” de su oficina, que no ayuda a clarificar absolutamente nada respecto de qué fue lo le sucedió.

Se puede explicar su mutis por razones de seguridad personal, pero cuando quien ha vivido una experiencia de ese tipo es una autoridad, la más importante en su municipio, sí hay obligación de conocer qué hubo detrás de su secuestro, dado que el evento necesariamente está vinculado a su función pública y, por ende, conlleva afectaciones implícitas para sus gobernados, los habitantes de Cotija, que directamente pagarán consecuencias.

¿Fue el cártel jalisciense el autor del delito, o algún otro?, ¿cuál fue la razón?, ¿qué comprometió ella para que pudiera, afortunada pero extrañamente, ser liberada por sus captores?, ¿entregará su área de seguridad pública al crimen organizado, si consideramos que reiteradamente había venido siendo presionada para ello?, ¿seguirá al frente de la Alcaldía o renunciará?

En su video no responde a ninguna de esas dudas legítimas. Íntegramente emplea el tiempo en agradecer a todo mundo, del presidente López Obrador para abajo, por la preocupación y la “coordinación” institucional para lograr su liberación. Suponiendo que en los actores políticos haya habido preocupación, de lo cual en algunos de ellos hay serias dudas, no se entiende que hable de una “coordinación” para alcanzar su liberación, cuando ésta habría sido decisión exclusiva de sus captores, en absoluto resultado de ningún tipo de operativo policiaco.

Además, si bien es entendible que doña Yolanda haya querido ser políticamente correcta con López Obrador y la retahíla de funcionarios a los que “agradeció”, no sé qué, es claramente incongruente con la realidad: ella fue víctima, una más, de la política de abrazos a los criminales impulsada por el propio gobierno de la 4T. En estricto sentido no tiene nada qué agradecerle al presidente ni al gobierno, al contrario, lo justo sería un reclamo severo.

Veremos, pues, qué pasa ahora en Cotija. Si se queda ella o no al frente de la Alcaldía y qué escenarios se van configurando en materia de seguridad. Ello dará luz de las razones de su “levantón” y, sobre todo, de su posterior liberación. Si ya la situación en Cotija era insostenible, mucho me temo que será peor a partir de ahora, en cuanto al empoderamiento de la criminalidad. Al tiempo.

Y a la pesadilla ya solo le quedan 371 días.

X@jaimelopezmtz

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