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sábado, noviembre 23, 2024

FÓRMULA UNO, LA MANZANA DE LA DISCORDIA

La absolución del culpable es la condena del juez

Publio Sirio (85 a. C. – 43 a. C.9 Escritor romano

Alfredo Ramírez Bedolla, el ministro de la Corte Alberto Pérez Dayán, y José Ramón López Beltrán, hijo del presidente de la república, tuvieron todo el derecho de asistir al Gran Premio de Fórmula Uno de la Ciudad de México, si lo hicieron sin costearse su entrada con recursos públicos. Más aún, si acudieron en día inhábil, como fue el caso.

El ser servidor público no debe implicar dejar de hacer vida personal y si en ésta hay gustos por eventos deportivos, musicales, artísticos o encuentros de cualquier otra índole, incluyendo los religiosos, políticos o meramente “socialeros”, no tienen por qué dejarse de practicar, sobre todo con las dos condicionantes ya expuestas.

Los tres personajes citados fueron acremente fustigados por acudir el domingo anterior al máximo evento del automovilismo mundial, porque la polarización a que ha llevado el presidente López Obrador al país entero, conduce a que todo lo que se haga o se deje de hacer, es motivo de crítica y de señalamiento con dedo flamígero. El gobernador y el ministro son servidores públicos, y López Beltrán ni siquiera eso, así que incluso menos fundamentos hay para la acusación.

El problema radica en que ha sido el propio López Obrador el que ha adoptado poses radicales de absurda austeridad, involucrándose incluso en la vida personal de los políticos y servidores públicos dentro y fuera de su movimiento y de su gobierno.

Así por ejemplo, aun antes de arrancar su gobierno, separó fulminantemente a César Yáñez de su cercanísima posición, porque cometió la “afrenta” de organizar su fiesta de bodas en un lujoso sitio en Costa Rica, sin que hubiera elementos para suponer que no la había pagado de su bolsillo.

Pero la enfermiza visión del presidente obliga a que nadie, salvo él, que vive en un lujoso palacio, pueda hacer gala de alguna ostentación siquiera próxima a ser “fifí”.

Bedolla y el ministro Pérez Dayán, insisto, están en todo su derecho de acudir al Autódromo Hermanos Rodríguez, pero ha sido el presidente el que propicia esas telarañas mentales que llevan a criticar a quien puede darse esos lujos.

Así que en el caso del gobernador michoacano, la andanada de señalamientos que recibió en redes el domingo -remarco, injustas-, se las debe en mucho a López Obrador y su patológica animadversión a vivir la vida.

Y a la pesadilla ya solo le quedan 335 días.

X@jaimelopezmtz

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