La justicia es la reina de las virtudes republicanas, y con ella se sostiene la igualdad y la libertad
Simón Bolívar (1783-1830) Político venezolano
La terna que envió Andrés Manuel López Obrador al Senado, para que de ahí se decida a quien sustituya a Arturo Saldívar en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, es un monumento a la falta de decoro, a la ausencia total de dignidad y de pudor.
El presidente no quiere correr ya ningún riesgo de que los ministros que impulse a la hora de la hora le salgan con que quieren actuar con autonomía y libertad. ¿Pues quién diablos se creen que son?
Y para ello, primero operó la renuncia igualmente vergonzosa de Saldívar, y luego envió una terna que califica a la perfección con la premisa muy suya: noventa por ciento lealtad, diez por ciento capacidad. Aunque me parece que al ver el currículum de sus tres propuestas, el porcentaje en realidad sería de 99 a uno.
Bertha María Alcalde Luján es hermana de Luisa María, nada más secretaria de Gobernación e hija de Bertha Luján, figura encumbrada de Morena. María Esthela Ríos González, es titular de la Consejería Jurídica de la Presidencia de la República, y Lenia Batres, la segunda de a bordo de la misma oficina, además de hermana del jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Martí Batres. Ellas conforman una alineación ominosa, de pena ajena, porque ninguna se acerca siquiera al perfil mínimo requerido para ministra de la Corte, en términos de capacidad, preparación académica y experiencia, ya ni hablar de alejamiento de intereses partidistas.
López Obrador ya ni siquiera se cuidó de darle una barnizada de calidad a su terna. La Corte, a donde siempre han llegado los abogados de mayor prestigio, se alista a recibir a otro perfil de baratija, pero eso sí, leal al presidente a carta cabal.
Es la colonización en marcha del Poder Judicial por la 4T. A ese paso, el llamado Plan C no será necesario. Paulatina, pero firmemente, López Obrador va configurando una Corte en modo 4T, sumisa, dócil, que al chasquido de dedos del amo responsa sin chistar. El último valladar a la dictadura en ciernes, poco a poco se derrumba. No digan que no se avisó.
Y a la pesadilla ya solo le quedan 319 días.
X@jaimelopezmtz
