El surrealismo en materia política en nuestro país parece estar arraigado, los casos del absurdo son múltiples aunque en numerosas ocasiones tienen una evidente conexión con caprichos personalísimos y por una obvia ambición de poder que evidencia las limitaciones ideológicas así como el detrimento de valores como la democracia.
En estas fechas estamos en una etapa de precampañas se entiende orientadas al interior de los partidos políticos, casi están definidas las candidaturas, salvo el caso de Movimiento Ciudadano que en principio apuntó al gobernador de Nuevo León Samuel García para la nominación, este joven cuadro regio decidió no buscar la primera magistratura y regresó a la Sultana del Norte en medio de un caos y galimatías jurídico.
Movimiento Ciudadano en voz de su dirigente Dante Delgado habla y fustiga la que él llama la vieja política, cuestionan al PAN y al PRI, aunque el veracruzano parece olvidar que su génesis está en el Partido Revolucionario Institucional, en su época de militante del tricolor fue gobernador de su estado natal y diplomático. En nuestra clase política existe una memoria corta y en contraparte una desmemoria larga.
En cuanto a la aspirante de la oposición Xóchitl Gálvez luce abandonada por los dirigentes de los partidos que la postulan, ellos parecen estar más interesados en su acomodo de cara a los próximos comicios, qué curul se habrán de agenciar para continuar al frente de la administración de numerosos fracasos electorales que se cuentan en creciente cantidad.
Xóchitl parece rezagada, su campaña no se ha reforzado, ocupa un auténtico coordinador de campaña que sepa trabajar a ras de tierra, su inicial presentación fue exitosa en términos de publicidad gracias al presidente Andrés Manuel López Obrador, aunque en las últimas semanas va a la baja porque dejó su estilo natural, se autoproclamó candidata ciudadana aunque su respaldo está en partidos tradicionales que en los últimos años van a la baja, tanto que el Partido de la Revolución Democrática casi se ha extinguido.
En Morena no se perciben tantos problemas, en gran medida porque el activo principal radica en el presidente Andrés Manuel López Obrador que ha legitimado las nominaciones, principalmente hasta el momento la elección de Claudia Sheinbaum por la presidencia y de Clara Brugada a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México.
No hay grandes cambios en las alineaciones de la clase política, se observa a las mismas caras, mismos directorios y procedimientos. Es notoria la falta de liderazgos emergentes, con sus excepciones, el reciclaje está a todo lo que da para exhibir el apetito de poder que es consustancial a la condición humana desde el fondo de los tiempos.
En su momento se registrarán los debates anunciados por el Instituto Nacional Electoral, en dichos foros podrán abordarse propuestas que respondan a los diagnósticos en torno a los males que padece nuestro país, algunos son muy evidentes por los costos que han generado como lo es la inseguridad, de ahí se desprenden otros como una consecuencia natural.
Uno de los temas que regularmente son desdeñados por las y los candidatos es el de la promoción cultural, parece inconcebible que en medio de los problemas como el de la violencia cotidiana aún no se ponga el acento en dicho rubro que promueve la creatividad artística y bien podría ser un antídoto contra la criminalidad.
