CATOLICISMO EN CRISIS
El posible desencanto, los escándalos de pederastia y el surgimiento de otras religiones, está provocado una reducción en el número de fieles católicos, toda vez que se ha reducido 3.5 por ciento la grey en la última década.
De acuerdo al Censo de Población y Vivienda 2020, el más reciente del INEGI, el 71.5 por ciento de las personas mayor de cinco años dijo ser católico, lo que se traduce en más de 90 millones de mexicanos.
Si en efecto sigue siendo la gran mayoría, al comparar los datos con el censo de 2010, se encuentra que la población total de católicos disminuyo un 3.5 por ciento.
La crisis del catolicismo también está reflejada en la cantidad de templos cerrados; de acuerdo con datos de la Arquidiócesis de México, solamente en la capital del país las parroquias bajo su funcionamiento pasaron de 456 en 2013 a 306 en 2021, una disminución del 32.8 por ciento.
En el mismo periodo, los sacerdotes en activo bajaron de mil 631 a mil 422, una caída del 12.8 por ciento; en tanto que los bautizos tuvieron un descenso de 32.8 por ciento, se redujeron de 7.3 a 4.9 millones.
La información eclesiástica señala que, si en 2013 había 4 mil 515 católicos por cada sacerdote, para 2021 se registraron 3 mil 481 feligreses por cada cura.
Expertos en el fenómeno, explican que han surgido otras opciones religiosas, más cercanas a la gente en términos de atención a necesidades específicas, por lo que muchos se han reorientado hacia ellas.
También coinciden en que otros elementos que explican el descenso de la grey son los escándalos de pederastia por parte de sacerdotes o miembros de la Iglesia católica.
Hay que hacer notar que hay otro fenómeno: se está incrementando en número de personas que se asume como no religioso o no participante de una institución de ese tipo.
La población de cinco años o más sin religión, los que se asumen como ateos, subió de 4 millones 660 mil 692 personas a 9 millones 156 mil 555 personas, es decir, un alza de 96.4 por ciento.
Posiblemente lo anterior podría explicar la crisis social y de valores que vive la sociedad mexicana, no por dejar de profesar la religión católica o cualquier otra, sino por la pérdida de la fe en algo superior, que siempre reconforta el espíritu.
