LOS CAMINOS DE LA LIBERTAD
El sistema nervioso de los seres humanos ha construido símbolos, a partir de las necesidades simbolizadas, respectivamente.
Nuestro mundo actual está atestado de símbolos; y cada uno de éstos tiene su historia.
Por ejemplo, las esvásticas hablan en sánscrito (lengua indoaria) desde hace poco más de 3,500 años, y el término significa: “buena fortuna”, “bienestar”, o “muy auspicioso”. El Rigveda, en su texto, (con sus más de mil himnos de alabanza a sus dioses) evoca el término “esvástica”, con sus conceptualizaciones.
Después, esas esvásticas o cruces gamadas las utilizaron los hinduistas, budistas, jainistas, manji, los celtas, entre otras culturas antiguas.
Ulteriormente (para abreviar esta historia), Adolfo Hitler esgrimió que el ejército alemán había ganado la Primera Guerra mundial, pero que su gobierno ordenó la retirada y su rendición, traicionando al pueblo alemán.
Así, Hitler intentó tomar el poder varias veces; y hasta 1933 llegó, vía el voto democrático, y con ideología “nacional socialista”, a liderar a Alemania, perpetuándose en el poder antidemocráticamente, invadiendo casi a toda Europa, provocando la Segunda Guerra Mundial y el holocausto para millones de judíos.
El símbolo de ese abominable dictador fue la “esvástica”, o sea, “el bienestar”, a su manera.
Recordado lo anterior, y observadas ciertas semejanzas entre los pertinaces y aventureros buscadores del poder, que usan el proceso democrático electoral para convertirse en autócratas despiadados que hacen todo lo ilegal e indebido a efecto de sostenerse en el mando dictatorial, en México, recientemente, se dio el siguiente hecho.
El número 3678 de la ameritada Revista Siempre!, cuya directora es la periodista Beatriz Pagés, tuvo como portada el busto de una silueta de perfil que llevaba una franja roja sobre su frente, con cinco círculos blancos simétricos, y dentro de ellos igual número de esvásticas.
Esta destacada caricatura firmada por “Luy” motivó, y unificó, a variados personajes que están en todo su derecho de verter su opinión, su doxa, su punto de vista, pero no tienen atribuciones legales para juzgar una caricatura de esvásticas inconexas con el texto íntegro del editorial de ese ejemplar de la revista; editorial en el que, en ninguno de sus párrafos, se habla de “nazismo” ni de “esvásticas”.
Los respetables, y respetados manifestantes, textualmente juzgaron a bote pronto: “En ella se muestra la silueta de la doctora Claudia Sheinbaum adornada con un listón de suásticas (sic), el símbolo más reconocible del infame régimen nazi.” Observo que a cargo de estos juzgadores está su interpretación de lo simbolizado y, por ende, se han juzgado a sí mismos, conforme a reglas de la lógica dialéctica.
Esos juzgadores oficiosos se colocaron frente a su propio espejo.
Juzgan: “Creemos firmemente que la libertad de expresión y de prensa son el pilar de una democracia, pero el ejercicio de ese derecho también conlleva responsabilidades.” Sí, es verdad, observo yo; y no sólo responsabilidades, sino que esta libertad está sujeta a limitantes que se establecen fundamentalmente en los artículos 6º y 7º de nuestra Carta Magna, y no les permite juzgar, en la especie, a ese destacado grupo de manifestantes. No olvidemos que ‘los caminos de la libertad’ (para los juzgadores manifestantes y la juzgada extrajurídicamente Beatriz) se ejercen en ‘la edad de la razón’. Con estos conceptos implico la trilogía de Jean Paul Sartre, aplicada existencialmente a personajes novelados.
Los manifestantes siguen juzgando: “La señora Beatriz Pagés y su equipo editorial cruzaron una línea inadmisible en los tiempos que vivimos. La portada no sólo es deshonesta y ofensiva contra Claudia Sheinbaum, sino con las verdaderas víctimas del fascismo, con sus familiares y con los millones de personas que han luchado por la memoria y la no repetición.” Y vuelvo a observar, ¿quién autorizó a esos juzgadores para poner una línea inadmisible?, ¿en qué tiempos viven esos juzgadores?, porque en los tiempos actuales viven millones de mexicanos en la inseguridad, pobreza, corrupción, mentiras y traiciones. México vive tiempos de una realidad pavorosa. Además, la portada de la revista es un objeto, una cosa, y las cosas u objetos no son honestos ni deshonestos; esta adjetivación corresponde a una persona, a seres humanos, y sólo con el paso del tiempo sabremos a quién corresponde esa adjetivo. Por lo que ve a las ofensas; éstas son, así lo observo, cuando por el ejercicio del poder se mueren niños en planteles educativos que se derrumban y mueren pasajeros de la línea 2 del metro, teniendo a Sheinbaum como responsable. Pero la juzgada Beatriz Pagés siempre ha respetado y ha honrado la memoria de las víctimas del fascismo y se ha solidarizado con las familias israelíes de aquellas inmolaciones nazis; y justo, lucha Beatriz para que nunca se repitan, ni en México ni en parte alguna, esas hecatombes.
Los juzgadores prosiguen: “Les recordamos a todos los actores políticos y mediáticos que hay una sociedad vigilante que no permitirá el discurso discriminatorio contra ninguna minoría o grupo vulnerado.” Por mi parte, observo y aplaudo que hay una sociedad vigilante para estos nobles fines; sociedad que ha convocado a todos los mexicanos para salir a las calles del país el domingo 26 de febrero del 2024.
En su manifiesto, los juzgadores pasan a la ejecución severa: “Exigimos a Beatriz Pagés que retire la portada de circulación y que ofrezca una disculpa pública a todas las personas y grupos a los que ofendió con su publicación. México siempre ha sido un país de libertades y de puertas abiertas.” Observo que esos manifestantes ni pueden ni deben ser juzgadores, menos pueden ni deben ser ejecutores y exigidores. Los calificados procesalistas Giuseppe Chiovenda, Piero Calamandrei y Francesco Carnelutti, no admitirían ese tipo de juzgadores, les exigirían pruebas de su legitimación activa y de la legitimación pasiva de la juzgada. Por mi parte les preguntaría, ¿creen de verdad que México siempre ha sido un país de libertades y de puertas abiertas?
Otros críticos de esa portada de la revista Siempre! han ido más lejos y se han manifestado con mayores desajustes. Desde los que vierten los términos más vulgares de las excreciones humanas, hasta los que piden cárcel para la periodista Beatriz, y la desaparición de la revista. Yo observo a éstos con interés, sus arranques groseros, y excesos de odio, forman dentro de los indicadores que nos obligan a trabajar con más ahínco para elevar nuestra educación y cultura.
Total, el tiempo y el buen juicio nos dirán, en análisis histórico y científico, a quién asiste la razón, en el caso: a la periodista Beatriz Pagés, o a todos los manifestantes y críticos de ella por esa histórica portada de la revista Siempre!
¡Al tiempo!