Ojo por ojo, y el mundo acabará ciego
Mahatma Gandhi (1869-1948) Político y activista hindú
Si, como presume Mauricio Prieto, el atentado en su contra tiene trasfondo político, entonces el hecho adquiere doble nivel de gravedad. En sí mismo, sin elementos para apuntar a una causa, el atentado es de suma gravedad, pero si el diputado federal asume un posible móvil por sus intenciones de buscar volver a ser legislador local, la situación se torna aún más preocupante.
Este jueves Prieto Gómez fue baleado en la cercana tenencia de Cuto, cuando transitaba en su vehículo. Afortunadamente resultó ileso, lo mismo que sus escoltas que repelieron la agresión. Pero todo apunta no a un robo, sino a un ataque dirigido exprofeso en su contra. Él asume que su búsqueda de una diputación es la causa. Por algo lo dirá.
Es en ese marco de terror en el que abre el proceso electoral que, en el caso michoacano, hace presagiar violencia y muerte. Ya los ataques contra candidatos a cargos de elección han sido frecuentes en las últimas elecciones, y si nos atenemos a la espiral de violencia desatada en todo el país en los tiempos recientes, puede desprenderse que hay todos los ingredientes para que las campañas electorales pasen lamentablemente por escenarios violentos.
El atentado contra Prieto debe obligar al gobierno, a los partidos, a los órganos electorales y a los propios políticos, y en realidad a la ciudadanía en su conjunto, a tomar con toda seriedad y preocupación el tema de la seguridad en el proceso electoral. El discurso oficial insiste en minimizar el riesgo, asegurando que el INE tiene en color verde, no rojo, a Michoacán, en cuanto a peligrosidad de cara a las elecciones. La realidad, para no variar, pone las cosas en su lugar.
Y a la pesadilla ya solo le quedan 294 días. X@jaimelopezmtz