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domingo, noviembre 24, 2024

EL CLAN

Desgraciada la generación cuyos jueces merecen ser juzgados

El Talmud. Libro de tradiciones judías.

Ahora tocó el turno a Gonzalo López Beltrán, “gonzalito” para los cuates. Es el tercer hijo del presidente López Obrador, pero hasta ahora el que menos reflectores había recibido, porque en cierta forma se mantuvo sin la observación de la opinión pública, de los medios y de las redes sociales. Nada comparado con sus hermanos Andrés y José Ramón, cuyas excentricidades y corrupciones los han vuelto famosos, tristemente famosos.

Pero Gonzalo entró ya también a la fama, la mala fama de sus hermanos, y lo hizo de forma estruendosa y por el camino conocido en el obradorato: vía la corrupción y mediante Loret de Mola. No parece haber otro medio de destapar la cloaca cuatroteísta, sino es por el periodista yucateco.

Gonzalo ha cerrado la pinza del clan familiar constituido para aprovechar el sexenio del padre para hacer negocios a diestra y siniestra, pero sin necesidad de despeinarse. Los tres, Andrés, José Ramón y Gonzalo, con el mismo guion: ser los conductores de la obra pública que su padre ha entregado a los militares, asegurándose que sus amigos sean los beneficiados con las asignaciones de servicios y suministros, y dado que éstas se reservan por años para que nadie conozca sus detalles, se dan vuelo sin control alguno en la fijación de precios y tarifas. El moche en todo su magno esplendor. La corrupción desatada a niveles nunca vistos en México, y vaya que eso es mucho decir en un país lleno de gobiernos corruptos. Pero la 4T, el clan presidencial, ha roto todos los record habidos y por haber.

López Obrador no fue capaz de desmentir una línea de lo publicado por Loret en relación a Gonzalo, como jamás ha podido hacerlo en todo su sexenio cuando el periodista ha evidenciado a sus otros hijos. La única respuesta presidencial a la corrupción de los vástagos es, otra vez, la descalificación al periodista. El silencio del presidente es la prueba más contundente de la veracidad del reportaje.

Que el clan de los López Beltrán está desatado, no hay duda. Sí la hay respecto a qué tanto impactará su corrupción en las elecciones. Por increíble que parezca, es probable que en nada, o en muy poco. Por eso México está como está.

Y a la pesadilla ya solo le quedan 274 días.

X@jaimelopezmtz

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