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domingo, noviembre 24, 2024

LA EMBESTIDA FINAL CONTRA LA CORTE

No desgasta el poder; lo que desgasta es no tenerlo

Giulio Andreotti (1919-2013) Político italiano

Lo de Andrés Manuel López Obrador con la Corte, es enfermizo. Peligrosamente patológico. Desde el inicio de su gobierno arrancó una embestida que fue subiendo de tono en contra del Poder Judicial y de sus integrantes. Las descalificaciones pasaron de conservadores a corruptos, para terminar en vende patrias. De animadversión política pasó a belicosidad patológica.

La razón es clara: es el único valladar que le queda para imponer su dictadura. En el engranaje institucional, se ha engullido todo, menos al Poder Judicial, que le ha echado abajo cuanta tiránica iniciativa anticonstitucional le han aprobado los diputados y senadores, desde la reforma eléctrica hasta la de seguridad.

Y en las postrimerías de su frustrado gobierno, López Obrador prepara dos últimas balas contra la Corte: una iniciativa para que solo cuatro ministros (que él proyecta tendrá a su servicio la 4T antes de que concluya el año) tengan el poder de cambiar la Constitución. Y el otro obús, precisamente para asegurarse la llegada del cuarto ministro títere de la 4T.

La iniciativa, informa El Universal en su edición de este lunes, ya está en San Lázaro, y busca que con solo cuatro votos de los once ministros se pueda declarar en automático la constitucionalidad de una reforma impugnada y en consecuencia ésta sea incontrovertible.

Al no tener dos terceras partes de los votos para reformar la Carta Magna, López Obrador envío dicha iniciativa como reforma a la Ley Reglamentaria del artículo 105 de la Constitución, lo que hace viable su aprobación solo con la mayoría simple que sí tienen Morena, PT y Verde en las dos cámaras legislativas.

Y, por supuesto, adicionalmente la clave para el presidente estará en asegurarse que quien ocupe el sillón que quedará vacante en la Corte en octubre de este año, sea cien por ciento lealtad a él y a la 4T, no importa que de leyes sepa nada, tipo Lenia Batres. López Obrador ordenará a Claudia Sheimbaum, que para ese entonces espera sea presidenta, que siga la misma fórmula con la que impuso a Batres como ministra.

Así pues, está claro que el presidente no se duerme en sus laureles y que todo su esfuerzo, tiempo y dedicación los empleará en la recta final de su gobierno, en dos rutas: hacer ganar a Sheimbaum y pulverizar al Poder Judicial hasta volverlo súbdito, como son ya casi todas las demás instituciones.

Si una parte, una mínima parte de su tiempo lo dedicara a gobernar, otro gallo cantaría. Salud, vacunas, medicinas, seguridad, agua, cambio climático, todo puede esperar, porque hoy el presidente tiene otras tareas.

Y a la pesadilla ya solo le quedan 243 días.

X@jaimelopezmtz

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