DEL AMOR Y LA AMISTAD
En un día tan significativo como hoy 14 de febrero, cuando se festeja al amor y la amistad, vale la pena reflexionar en que ni uno, ni otro componente son esenciales para ser feliz; y es que hay casos en que el amor se vuelve una pesada carga, llena de problemas y desencuentros que pueden dar paso a la violencia; y por lo que hace a la amistad, aquí también, a menudo, te llevas grandes decepciones.
En nuestro país, los noviazgos inician alrededor de los 12 años y 76 por ciento de las adolescentes de entre 15 y 17 años reportan haber sufrido algún tipo de violencia, señala Patricia Quiñonez, del Centro de Investigaciones y Estudios de Género de la UNAM.
Advierte que, pese a que la violencia siempre ha existido en el noviazgo, ahora sus manifestaciones son diversas al igual en que los jóvenes se relacionan, a través de las redes sociales, donde la violencia ocurre y está normalizada, por lo que se debe trabajar en la prevención.
La violencia experimentada, según la académica, ha sido psicológica, sexual y física y la enfrentan tres de cada 10 jóvenes durante el noviazgo, las cuales son señales de que estas agresiones son una urgencia social que debe atenderse y analizarse desde la perspectiva de género, pues está basada en la jerarquía, dominación, poder y control.
Esta problemática se presenta en todos los niveles socioeconómicos y, de acuerdo con diversas investigaciones, en un contexto afectivo es vista como algo normal. “Si les preguntas si su pareja es violenta te dicen que no, sólo es un poquito gritón o un poquito celosa; que los cela porque los quiere”.
Pero esas situaciones van creciendo y se traducen en baja autoestima, deserción o escaso rendimiento escolar, trastornos de la alimentación, agresiones físicas, relaciones con ausencia de placer, violaciones recurrentes, infecciones de transmisión sexual, inestabilidad emocional, embarazos precoces y utilización de sustancias adictivas”, puntualiza.
Esta efeméride, resalta, debe servir para hablar de lo que se puede hacer, a fin de que no sigan presentándose estas situaciones en el marco “del amor”, pues son numerosos y severos los problemas que allí ocurren.
Es necesario sancionar, subraya, pero sobre todo es importante prevenirla y más cuando se refiere a jóvenes, con quienes se pueden llevar a cabo múltiples estrategias para que no ocurra, y tampoco sean únicamente las acciones punitivas las que se emprendan.
Por ello, la familia debe estar siempre al tanto de las emociones y relaciones de sus hijos jóvenes y adolescentes, recordándoles en cada momento que no deben aceptar nunca ningún tipo de violencia por parte de su pareja y que también es muy importante quererse a uno mismo.